Me enamoré de una mendiga
cuyos ojos formulaban una locura histriónica
y sus miradas a mi sangre borbotaba;
cuya boca derramaba en mis oídos un poema
trémulo, biográfico, dulcemente atormentado.
El frío, casi perpetuo, fue amansado
por una tenue lengua de fuego.
Si hasta la luna bajó a abrigar su llanto.
Me había enamorado de la mendiga que tarareó
una suerte de vals y bailaba. Se detuvo.
Entre la gente buscó un nombre, alzó la voz
y todos desnudaron el silencio. Sentí su soledad tan mía
como si me perteneciesen las huellas de sus zapatos.
Como oscuro sueño recogido augurando la nieve,
erguida la estatua invernal,
se inundó la noche; pesado témpano.
La mendiga, de floja sonrisa y breve sollozo,
limosneaba caridad de minutos
lo que a su rostro abriles sobraba.
Alusión de vida.
Yo olvidé que soy un mendigo.
- Autor: Adrian VeMo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de febrero de 2011 a las 14:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 291
- Usuarios favoritos de este poema: Lena, elvira olivares, Poemas de Pepita Fernández, acrobata, YoKo, TJ GMZ, lira, Elo, CRISSSA, MichaelJhon
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