Bajo el sauce llorón que al borde había
de un regazo de linfa transparente,
te vi una tarde de calor ardiente
suspirar con liviana picardía.
Te quitaste la ropa muy tranquila,
segura de que nadie te acechaba,
aunque entre las floresta se agrandaba
buscando tus encantos mi pupila.
Lo primero que ví, fueron tus senos,
menudos, blancos, de misterios llenos,
como las flores del jardín de mayo.
Después tu vientre de color de rosa
y al ver de venus la rizada rosa,
lancé un grito... y a ti te dio un desmayo.
Angel G. Lugea
- Autor: Petrovsky (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de febrero de 2011 a las 00:19
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 202
Comentarios1
Muy bueno Petrovsky, un soneto distinto, original en ese final.
Un abrazo
Gracias por el detalle, feliz día.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.