Hamacas de brazos pendulantes encausados en la corriente de la avenida.
Con los pies amputados parecen zapatos resbalando en la arena sumergida
Espalda de maniquíes y anteojos en hoyos huecos.
Luciendo enorme ropa en diminuto legajo, testimonio falso de una extinta raza perdida.
Paupérrimo disfraz de inopia en los cafés y las parrillas, los bares populosos con muchedumbre de poca ingesta.
Lustrando manos anunciando al mozo su llegada, con tanto afán aplauden
que parece el recital de su vida.
Sentados en la tabla incómoda como si fuese sofá mullido, recuestan sus corvas espaldas de escaparate, estirando las piernas laxas y los decorados dedos de maquillaje.
Leyendo el anuncio de la carta en hebreo, eligiendo el menú torcido,
Inclinando los ojos por la derecha, selecto de números
Y a la izquierda una ruleta les indica la suerte del estómago.
Suenan los bips en sus capas de oferta ampulosa, vidrios coloridos de los teléfonos de mano.
¡ Tecla y habla, habla y tecla ¡
como piano y micrófono, de a sorbos un poco de soda barata y agua de Alaska.
Paraguas o sombrillas, puro mango dorado, colgadas en abundancia de las sillas como perchas que parece una selva en medio de una lluvia.
Oscura tela, si se abre filtra el agua en goteras, mojando mas que la ducha.
Típico ademán de parroquiano y langa.
Siguen bordeando el aposento, acomodando las nalgas doloridas.
Sobre la mesa un atado, tabaco caro y fuego deslumbrante de chapa brillosa,
parecen reses en concurrencia a la cola de la barrera del matadero,
temblores de pezuñas y sudor anticipado
Mirar encauzado al reloj esperando en el invernáculo, donde gira el circulo perezoso del tiempo
¡ Distinguir una dama entre tanto sexo de oferta caminando ¡
Deglutiendo el paisaje de edificios, disfrazando la abulica espera de las glándulas erectas y las axilas perfumadas, excitado enjambre, con tanto paseo en la vereda,
tanto pecho, glúteo y cadera excitante. Como en cabaret de lujo con pase barato.
La axila perfumada y el elixir diluido en la piel van huyendo en cada minuto, siguen todos varados como barco en muelle cerrado a la espera de la cita atrasada de una mujer de piernas largas. Como si fuera una conquista ilusa, ya fracasada,
¡ Fervientes creyentes equívocos que él SI es masculino ¡
¡ Ah, si supieran la verdad ¡
no verían pasar enrojecidos la vendedora ambulante
Con la barba crecida de las horas sin navaja, ignorando que el NO ya les pertenecía, siguen y siguen los socios como frailes fraudulentos en una capilla masculina, con los ojos de vaca estúpida mirando la puerta
Y los socios como párrocos fervientes de una iglesia en cafetería, ya no miran la ventana y se observan como cómplices ladrones robados.
Tras el vidrio han pasado...
trescientos hombres, cuatro mariposas ondulantes, dos policías, cien estudiantes y hasta un cura.
La barba crece y crece y la DAMA de piernas largas parece que no encontró la puerta.
- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 21 de febrero de 2011 a las 00:13
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: GITANA DULCE
Comentarios3
Muy bueno, lo dicho, cuando uno es escritor, es más allá de ser poeta, engloba todo el talento, y no cualquiera. Abrazos y un besote de admiración
UN PLACER LEER ESTA SINCERIDAD QUE HAS PLASMADO EXCELENTE EN LAS LETRAS .TE ABRAZA.STELLA
MUY BELLO TU RELATO,
ESCRITO CON TODA SINCERIDAD
Y RESPETO.
AGRADECIDA DE PODER LEERLA
ABRAZOS DE GITANA.
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