Besos

Como una biografía de fuentes,

 y a veces como un arcaico vestigio que tanto tiene que contar.

Como un silencio pausado, preso en una mirada,

como un infinito de palabras que no lo escribirán.

Como un amanecer intenso, enjuagado por el alba, fresco;

como un atardecer de recuerdos, de paseos y soledad.

Como una nube cálida de caricias de terciopelo y

 a veces como una daga de lágrimas congeladas, de temores toscos y de sal.

Como el suspiro de una paloma herida;

como una sonrisa de un llanto sin ventanas;

como una contienda de paz.

Como aromas de amapolas invisibles que juegan en tus manos,

que egresan hacia ti y se alejan, van y vienen, vienen y van.

Como un cúmulo de mieles etéreas que fluyen sonriendo un adiós

y escriben poco a poco un corazón de marfil, un alma de cristal.

Como un prado que va creciendo estrellas a tus pies

y las eleva a veces, sin dejar cogerlas, a la eternidad.

Como un mar crujiente que te lleva en olas celosas

dulces burbujas que no tienen nombre, que es cantar.

Como una Luna bañada, a veces caprichosa y fría;

como una tormenta que enciende remolinos al pasar.

Y a veces como los besos de los peces, como infinito los dos,

arrebolados por un fuego de arena, arrebatados a un cielo de coral.

Como un gemido que no se espira, como el nacer de una alegría,

como un horizonte que no es azul, que es sus ojos,

que es un sueño, a veces es el amor.