El rostro espigado,
señuelo de la muerte,
anticipo de lo venidero
epílogo del camino.
Un caminante va rápido o lento
lucha y se enoja o simplemente ríe
pero a pesar de toda su carrera
marcha a la velocidad de la vida.
Es lento su agonizar desde la cuna;
se nota en las espigas de su rostro:
manojos ramificados bajo el sudor
hacen aflorar los reflejos
en el añoso espejo del final.
Rostro espigado,
señuelo de la muerte,
anticipo de lo venidero
epílogo del camino.
El caminante va lento;
lo encorvan como mango de paraguas
las pesadas espigas en su hombro;
el caminante apenas es cosecha.
Lo agobia el trigo de los años
y le resta tracción el zapato;
y como si se quejara, de rato en rato
entreabre la boca ya sin grito.
Un torso empinado,
pañuelo de su suerte,
vaticinio de aguacero…
Final del camino.
- Autor: Latino (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de febrero de 2011 a las 00:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: ROSEMARIE M CAMUS
Comentarios3
Este poema bello en naturaleza amigo, qué belleza, es como un comienzo de la vida sabiendo de las dificultades que se presentan, pero al final sabes que alguien te espera....muy inspirado te lo sigo diciendo, cuánto me alegra saberte así. Un abrazo sin fronteras
El grito de la vida, el vaticinio del devenir, y el final del camino, pero con un sendero recorrido con todos los latidos posibles. Uy, ami, que poema, eh? da para mucho y su lectura con metáfora o sin ella, "pega fuerte"
Un abrazo enorme
Maravilloso poema a través del tiempo, de la vida.
Creativo y muy bien escrito.
Aprovecho para agradecer tu lindo comentario a mi haikú.
Besitos y abrazos entrañables...
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