Crece en silencio mi recuerdo de tu amistad. Aquellas tardes extrañas donde un completo desconocido y a la ves, poco conocido, me invitaba a cada momento a tomar un café. Poco a poco creció esa amistad. En primera, me aburrió con la literatura. Poco después me adentró en su mundo insólito, lleno de emociones de una vida a todo dar, donde el vicio tuvo su cabida, donde se dice que alguien vivió al máximo, donde los recuerdos no permiten arrepentimiento, donde estos significan experiencias gratas.
Yo, a su lado, una perfecta ignorante, una mujer que surgió de la muerte como un “fénix”, intentando nacer, intentando descubrir qué es la vida, después de los desaires, aparece el intelectual, el educado, el pulcro y todos los calificativos de una persona recta.
Sus historias me atrapaban en cada encuentro. Por mail me dejaba algunas tareas de lectura, incomprensibles para mi nivel, pero a su vez era el reto de entender para poder comentar. Otras veces lo imprimía para mí, esa obra de su imaginación, ese material tan apreciado solo por los grandes de la literatura.
Después, unos mensajes de texto, concretos, si, muy concretos me enviaba, que como dardos, adentraban sin darme cuenta a mi corazón.
Más tarde el chat se convirtió en nuestro canal de comunicación. Yo trabajaba hasta altas horas de la madrugada, él al otro lado haciéndome compañía, poco a poco hallaba cabida esa amistad.
Prender el computador ahora, se hacía interesante. Buscaba a esa específica persona. Chat, risa, anécdotas era el tema. Él, en cambio, me buscaba otra vez, durante las tardes para el café. Otra vez, las historias interesantes de su vida, mataban las tardes y entonces a buscar el transporte público para regresar a casa, o en otras ocasiones, en su auto. En mi afán de hacer unos trámites universitarios, fue una de las veces que me llegó, porque insistentemente, me buscó.
Antes de la navidad, en nuestro chat, iniciamos una estrategia de guerra campal. Comenzó para mí un amor increíble, cuando yo cerré mi corazón, cuando yo dije: “no existe el amor”, aparece ese, mí amado poeta.
Su apoyo me brindó, sabor dulce tenía, estaba ahí en mi necesidad de afecto………. Más tarde todo murió… No sé qué sucedió, ni dónde me equivoqué, pues él se alejó…
“Todo está bien”, fueron sus crueles palabras, no decía la verdad, solo me engañaba, y detrás de todo esto………………..????
- Autor: autumn (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de marzo de 2011 a las 20:28
- Categoría: Triste
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: GITANA DULCE
Comentarios2
ME GUSTO LEERTE, CON LA TRISTEZA DE TU SENTIR SINCERO . ABRAZOS .STELLA
MUY BELLO TU POEMA, UN GRAN
PLACER PASAR POR TUS LETRAS.
ABRAZOS DE MIEL PARA TI
GITANA.
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