Esparcí las puntas sobre la mesa
y con rabia, mis manos allí clavé
sobre las púas brillantes aquellas
para ahogar con sangre mi pena.
Me vestí de rojo, de la cabeza a los pies…
estéril, el eco devolvía su nombre querido,
y para que el corazón no doliera
el dorso de mis manos, también los clavé.
Mientras un charco a mis pies se formaba
un corazón con tu nombre,
burbujeaba en el centro…
¡Malaya mi suerte el haberte querido!
Lloraba en silencio pronunciando tu nombre,
ni el dolor ni mi pena morían,
¡con más violencia las púas clavé!...
maldiciendo mi vida y mi sino.
Oí, como reía la muerte, a mi lado…
una bala, una hoja, un salto al vacío, pensé
¿Cuál sería el peor castigo para un hombre
condenado a morir, por el delito de amar?
Delalma
Domingo, 13 de marzo de 2011
- Autor: Delalma (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de marzo de 2011 a las 01:22
- Categoría: Triste
- Lecturas: 156
Comentarios2
Ni amar es un delito, ni condena al hombre, amar aun con púas clavadas, es maravilloso, es el único dolor dulce, el que se debe honrar.
Un poema duro, fuerte, pero buenísimo.
Besos ami querido.
Hola amis: amar.... amor.... Te juro que ya no sé que escribir, he perdido la magia de las letras. Mis ideas volaron... no sé, por ahí errantes tal vez un día las vuelva a encontrar. Gracias amiga por comentar.
Me identifique con tus letras amigo... no sé por qué????... ja ja ja ja.... que estes bien..... un fuerte y cálido abrazo para ti....
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