A esta hora dura de marzo,
llego a tientas y asumo esta primavera
con esta luz que se repite y se aprende
su forma ígnea untada en las paredes,
el rigor de su beso áureo,
el llanto amarillo del paisaje en los cerros.
Desde el nido que propaga la sombra,
Yo cotejaba campanadas de silencio,
aplazaba la sal de los recuerdos,
media el fosforo de las nostalgias,
emprendía regresos sin salidas,
absorbía tristezas secas y húmedas,
y reía,
reía de lejos,
desde otro cuerpo sin memoria
desde otro epicentro de la risa
y desde otro dolor, sin sabor,
ni forma ni distancia
Reloj, viento metálico,
rostro de horas que me lanzas al olvido,
dispongo que el horizonte me cuente sus soledades,
que el mar me someta a su arrugada geografía,
que me recorra los parpados que viven solos,
la manos del sueño, los pies del silencio,
los huesos de la duda, la provincia del llanto,
que mi sangre se vuelva toda olas
y fundirnos en una soledad exacta.
- Autor: Albatros (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de marzo de 2011 a las 02:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: Josel Martinez, omu
Comentarios1
Fantasticas, magnificas tus letras, tu versar.
Es curioso el de que forma lanzas un contenido basado (entre otras cosas) en la soledad pero acogido por un habla hecha de formas, así estando en compañia, jamás sola.
Es increible encontrar incluso en la amnesía, tantos vibrados, tantas sensaciones y que así, pueda la amnesía vestirse con algún que otro tipo de recuerdos, penetrando en un sonido con memoria.
mi abrazo lleno de aprecio te envío.
Hola, este comentario ya tiene algo de tiempo...
Y queria agradecerte que lo hayas dejado, que hayas tomado el tiempo de leerme...
Gracias..
Un Abrazo..
Luscio
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