El escritor francés Julien Gracq, de 97 años de edad, falleció ayer ante las complicaciones que derivaron de una hemorragia estomacal. Su muerte se produjo en el hospital universitario de Angers.
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, definió a Gracq como “uno de los mejores escritores franceses del siglo XX” y destacó que él “construyó un pensamiento original y un poderoso cuerpo de trabajo, lejos de las modas y los círculos públicos”.
La ministra de Cultura gala, Christine Albanel, señaló que sus libros “han dibujado para siempre en nosotros una geografía precisa y móvil, familiar y extraña”. El primer ministro François Fillon, por su parte, comentó: “Perdemos un hombre discreto, una mente independiente, una primera figura de la literatura francesa contemporánea”.
El escritor era considerado como el último heredero del surrealismo y fue famosa su amistad con André Breton. El romanticismo alemán también se encontraba entre sus influencias literarias.
Entre los varios reconocimientos que recibió a lo largo de su carrera, se destaca la edición que Gallimard hizo de su obra completa en la colección Pléiade, cuando Gracq cumplió los 90 años. El editor de la colección, Bernhild Boie, mencionó que este es un autor “para iniciados, cuyos escritos simbólicos y mágicos revelan secretos perdidos”.
Louis Poirier, tal era su verdadero nombre, nació el 27 de julio de 1910 en Saint Florent Le Vieil. Estudió en la Escuela Normal Superior y se licenció en Ciencias Políticas, para luego desempeñarse como profesor de Historia y Geografía.
En 1938 inició su carrera literaria, al publicar la novela “En el castillo de Argol”, que fue relacionada con el surrealismo. Doce años más tarde presentó “La literatura en el estómago”, un ensayo que lo lanzó a la fama. Cuando en 1951 se le concedió el Premio Goncour por “El mar de las Sirtes”, decidió rechazarlo, al igual que no aceptó su nombramiento como integrante de la Academia Francesa.
“Gran libertad”, “Preferencias”, “Letrinas I y II”, “La península”, “Leyendo y escribiendo” y “Un balcón en el bosque” son otras de las obras que conforman el legado de este icono de las letras francesas.
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