La localidad suiza de Neuchatel fue, en las últimas horas, escenario de la muerte de Ágota Kristóf, la talentosa escritora húngara que había nacido en Csikvánd el 30 de octubre de 1935.
Si bien su familia se limitó a comunicar el deceso y, por lo tanto, todavía no se tienen detalles sobre qué pudo haber causado su muerte, algunos medios recordaron que en marzo pasado la creadora de «El gran cuaderno», «La prueba» y «La tercera mentira» había anunciado en el marco de una entrevista que ya se había alejado de la actividad literaria porque se encontraba muy enferma y no tenía «ni ganas ni fuerza» de elaborar nuevas historias.
La partida de esta autora de larga trayectoria que desarrolló gran parte de sus trabajos en francés, resaltan desde Terra, ha enlutado al ámbito intelectual ya que, a juzgar por varios expertos, era una de las escritoras más destacadas de la literatura de finales del siglo XX. «La analfabeta: un relato autobiográfico», «No importa» y «Claus y Lucas» son otros de los materiales que forman parte de su valioso e interesante legado cultural.
Cabe recordar que Kristóf tenía su producción literaria traducida a más de treinta idiomas y había visto recompensada su labor en diversas oportunidades. Prueba de ello es que acumulaba galardones como el Premio Europeo de Literatura Francesa, el Premio Gottfried Keller, el Premio del Estado de Austria de Literatura Europea y el Premio Kossuth, entre otros.
Por estas horas, la literatura llora frente a una nueva pérdida, pero con el tiempo el desconsuelo se apaciguará y ese mismo ámbito que se enriqueció con sus textos y hoy la despide con dolor será el que le permita a la prolífica Ágota Kristóf mantenerse viva para conquistar desde las páginas de un libro a las próximas generaciones de lectores.
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