«Palabras en reposo», el poemario de Alí Chumacero, cumple 50 años. Por esto, será homenajeado por el Instituto Nacional de Bellas Artes de México este jueves 13 de julio, a las 19 horas, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Es más que interesante el caso de Alí Chumacero. Ha publicado apenas 3 libros en sus 88 años de edad. Si bien para muchos autores haber lanzado 3 obras es de gran reconocimiento, digamos que si queremos hacer un balance entre libros publicados y la importancia del autor en la literatura contemporánea, Chumacero debería haber publicado un par de decenas de escritos más al menos. Además, no piensa publicar más libros, lo que le otorga un valor extra a “Palabras en reposo” ya que es su última obra.
Chumacero dice de sí: “Más que un escritor, yo soy un tipógrafo. Un hombre de libros, un hombre de imprentas, de trabajo elemental. A la vida me he entregado con suma pasión, tengo un prestigio, a veces olvidado en las cantinas, y tengo un gusto constante por la cultura en sus distintas manifestaciones artísticas”.
Continua opinando de su libro “Palabras en reposo”: “Palabras en reposo es mi principal libro porque resume todo lo que yo sentía por mi oficio. Desde el punto de vista técnico es lo mejor que pude hacer, desde el poético lo mejor que me pude inspirar y es bonita la edición, de modo que todo se complementó para sentirme contento con él”.
Finalmente, dice que la poesía es: “la actividad más hermosa que pueda tener un ser humano”.
Poema seleccionado de Alí Chumacero:
A una flor inmersa
Cae la rosa, cae
atravesando el agua,
lenta por el cristal de sombra
en que su tallo ahoga;
desciende imperceptible,
clara, ingrávida, pura
y las olas la cubren, la desnudan,
la vuelven a su aroma,
hácenla navegante por la savia
que de la tierra nace
y asciende temblorosa,
desborda la ternura de su tacto
en verde prisionero,
y al fin revienta en flor
como el esclavo que de noche sueña
en una luz que rompa
los orígenes de su sueño,
como el desnudo ciervo, cuando la fuente brota,
que moja con su vaho la corriente
destrozando su imagen.
Cae más aún, cae
más allá de su savia,
sobre la losa del sepulcro,
en la mirada de un canario herido
que atreve el último aletazo
para internarse mudo entre las sombras.
Cae sobre mi mano
inclinándose más y más al tacto,
cede a su suavidad de sábana mortuoria
y como un pálido recuerdo
o ángel desalado
pierde una estela de su aroma,
deja una huella pie que no se posa
y yeso que se apaga en el silencio.
Comentarios1
GRACIAS MAESTRO POR SUS CREACIONES ATTE ENE.
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