Hace unos meses, el escritor español Antonio Gala sorprendió a gran parte de sus colegas y admiradores al confesar que le habían detectado un «cáncer de difícil extirpación», pero desde entonces poco se supo de su salud.
Lejos del foco de atención y sin volver a realizar declaraciones sobre su enfermedad, el creador de propuestas como «El pedestal de las estatuas», «Los papeles de agua» y «Ahora hablaré de mí» se ocupó durante este tiempo de cumplir con el tratamiento estipulado por los profesionales que lo atienden para lograr «defraudar, una vez más, a la muerte».
El esfuerzo, a juzgar por la realidad, parece haber valido la pena ya que hoy, en su columna del diario «El Mundo», Gala compartió con los lectores novedades satisfactorias de su estado y aprovechó la oportunidad para manifestar su agradecimiento por las muestras de afecto recibidas desde que hizo público su problema.
Si bien evitó confirmar su triunfo en la batalla iniciada contra el cáncer, sí se permitió contar que el proceso está encaminado y ya se advierten «buenos resultados».
En el mismo texto, Gala se describió a sí mismo como «razonablemente animado» pero, a la vez, «razonablemente hecho polvo» y aconsejó, de ser posible, «a no acercarse a la radioterapia y a la quimioterapia».
Para dar por cerradas esas líneas referentes a su condición física actual, este exponente del mundo de las letras que se encuentra hospitalizado en su casa de Málaga optó por los agradecimientos.
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