Comienza juicio por agresión al escritor francés Pierre Jourde

Pierre Jourde es un novelista y crítico literario francés. En 2003 editó el libro «Pays perdu» («Tierra perdida»), donde retrata la vida de su pequeño pueblo natal, Lussaud. Pese a que en la novela tomó la precaución de cambiar el nombre real del pueblo (por Pujol), los habitantes han sabido reconocerse en la trama. Una trama que narra situaciones reales de adulterio, alcoholismo y miserias morales.

Cuando un domingo de julio de 2005 Jourde recorría esta región en el centro de Francia junto a su mujer y sus tres hijos, en plan de vacaciones, seguramente no imaginaba que los propios personajes de su novela lo atacarían con puñetazos y piedras. Es que los pobladores de Lussaud nunca terminaron de aceptar que el escritor convirtiera sus propias vidas en una obra literaria, presentando al mundo (y lo que es peor, a los ojos del propio pueblo) sus intimidades. La escena de aquel domingo terminó con la familia Jourde corriendo hacia su coche, que a esta altura ya tenía el parabrisas roto por los piedrazos, y acelerando para huir a toda velocidad del lugar.

«Pocas son las casas en las que el alcohol no ha hecho víctimas o tiene sus esclavos» es uno de los pasajes de la novela que el autor dedica a los habitantes de su tierra natal. Más adelante describe las misas del pueblo, donde «cánticos idiotas son interpretados sin placer por personas sin importancia». Evidentemente, estas afirmaciones no han caído simpáticas en Lussaud.

Ayer comenzó el juicio donde los agresores identificados por el escritor son acusados de violencia voluntaria en reunión, violencia contra menores, degradación de bienes cometida en reunión e insultos públicos de carácter racista («¡Árabes de mierda!» fue uno de los gritos preferidos contra los hijos del autor, incluyendo a su bebé de 15 meses). Ante un juez de Aurillac, la capital del departamento, prestaron declaración el propio Jourde y cinco de sus agresores.

Pese a que el fiscal ha pedido seis meses de prisión para todos los acusados, el alcalde del pueblo asegura que los habitantes de Lussaud no son asesinos y que él comprende la reacción contra Jourde ya que «algunos habitantes se han tomado muy mal lo que se cuenta en el libro». Luego agregó que el pueblo no perdonará al escritor.

La defensa intenta ahora probar que la reacción de los pobladores no fue premeditada sino espontánea. Sin embargo, Jourde asegura que comenzó a recibir amenazas en 2004, por lo que ese mismo año decidió explicar en una carta para los habitantes del pueblo que su deseo era evocar la historia de su padre, quien amaba Lussaud.

El derecho a la intimidad, la libre creación literaria y los límites entre ficción y realidad son algunos de los temas que el juez deberá analizar a fin de dictar su sentencia.