Dolor por la muerte de Ricardo Zelarayán

El mundo de la literatura, tal como se puede advertir al repasar las informaciones proporcionadas en distintas ocasiones por Poemas del Alma, ha perdido en 2010 a varios de sus exponentes pero, lamentablemente, el número de fallecidos no deja de incrementarse con el paso del tiempo.

En las últimas horas, las circunstancias han obligado a los integrantes del ámbito literario a aceptar la desaparición física de Ricardo Isidoro Zelarayán, un argentino nacido el 21 de octubre de 1922 que sólo publicó a lo largo de su trayectoria cinco libros y, sin embargo, logró quedar en la historia de su país como uno de los autores contemporáneos más sobresalientes.

Quienes tuvieron oportunidad de conocer a la persona que estaba detrás de libros como «La obsesión del espacio», «Roña criolla», «Traveseando», «La piel del caballo» y «Lata peinada» aseguran que este talentoso poeta evitaba revelar su edad y se presentaba como un «entrerriano de nacimiento y salteño-tucumano por tradición». Sin embargo, la mayor parte de su vida no transcurrió en esas regiones porque, según decía el propio Zelarayán, era un «provinciano resentido» que se había «exiliado en la capital» y, por lo tanto, «vivía rodeado de porteños».

A este hombre que aseguraba con voz ronca que los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires «creen que todos los del interior son del campo», el diario «Clarín» lo ha presentado como un personaje culto que estaba convencido de que el lenguaje «es la única realidad», una visión que lo llevaba a abordar todo desde una perspectiva realista.

Zelarayán, como podrán advertir, no fue un escritor interesado por el protagonismo mediático ni se esforzó por ampliar su producción literaria. Sin embargo, sus aportes han sido lo suficientemente valiosos como para convertirlo en «uno de los autores que mayor influencia ejerció sobre las nuevas generaciones de poetas y novelistas», tal como ha informado el diario «Perfil».