A Raúl Alfonsín no le tocó una tarea sencilla: ser el primer presidente democrático de Argentina después de la dictadura militar más sangrienta de la historia del país. Este inmenso desafío implicaba ordenar y pacificar la sociedad, pero también buscar justicia por los crímenes cometidos en los años pasados.
Cinco días después de asumir la presidencia, Alfonsín anunció la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, más conocida como CONADEP. El objetivo era reunir datos sobre el accionar del Estado en el periodo 1976-1983, cuando las fuerzas armadas dominaban el país, y averiguar lo ocurrido con los desaparecidos por el régimen. El grupo de personalidades escogidas por Alfonsín, de este modo, inició su trabajo el 15 de diciembre de 1983.
Por elección de los propios integrantes de la CONADEP, el escritor Ernesto Sabato quedó como presidente del organismo. El autor de «El túnel» fue el responsable de entregarle a Alfonsín, casi un año después, el informe titulado «Nunca más», que dejó constancia del funcionamiento de 380 centros de tortura y detención y de 8.961 casos de desapariciones.
La investigación pronto se convirtió en un libro, que tuvo numerosas ediciones. Y así llegamos al tema que hizo que hoy, a veintiocho años, el «Nunca más» y el rol de Sabato vuelvan a convertirse en noticias.
Ayer, la periodista, escritora y ex integrante de la CONADEP, Magdalena Ruiz Guiñazú, denunció que la última edición del libro, a cargo de Eudeba, eliminó la firma de Sabato del prólogo. Ruiz Guiñazú sostuvo en una nota que escribió en La Nación que el gobierno argentino, con la supuesta decisión, pretendía «apropiarse de la memoria» al convertir el informe en un «documento anónimo». Incluso habló de un «robo» a Sabato, fallecido en 2011.
El escándalo no tardó en estallar. En sintonía con la crispación política que se vive en Argentina, muchos recogieron las palabras de la periodista y aprovecharon para atacar al gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, otros comenzaron a indagar y descubrieron que, en realidad, el prólogo del «Nunca más» jamás llevó la firma de Sabato, pese a que es de público conocimiento su autoría.
Eudeba emitió un comunicado, recogido por Clarín, donde afirma que ni siquiera la primera edición del libro (aparecida en 1984) cuenta con la firma de Sabato.
Ruiz Guiñazú, de todas formas, sigue sin reconocer su error y aseguró que «recuerda perfectamente» cuando los miembros de CONADEP acordaron que el prólogo sea firmado por Sabato. La periodista incluso citó una «edición digital» del libro donde aparece la firma y la foto del escritor. Para los defensores del gobierno kirchnerista, de todas formas, la equivocación de la periodista sirvió para renovar críticas contra su persona por su actual posición política y hasta para minimizar su importante compromiso con la verdad en plena dictadura militar.
Y mientras tanto, Sabato quedó en el medio de una polémica…
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