En su edición N.º 21, la Revista Literaria del PEN Club del Paraguay, publicada por el sello editorial Servilibro, muestra a los lectores diversidad de estilos y amplitud de ideas que tienen correspondencia con la copiosa producción literaria dada en nuestro medio.
He leído un escrito de Juan de Urraza que muestra su perfil analítico en torno a las uniones amorosas. El síndrome de Zavala, Capítulo 5 (Fútbol) se erige, salvando las distancias de época, en una suerte de breve apunte del Eclesiastés. «Vanidad de vanidades, dice el Predicador, vanidad de vanidades, todo es vanidad», expresa también a su manera el autor. Me pareció sincera su «prédica» contra la relación estable; me refiero a la relación de pareja entre un hombre y una mujer. Creo estar en lo cierto al afirmar que Urraza tiene una voz nueva, distinta, firme y, por esa misma razón, buscada.
Hallé singularmente importante el ensayo del escritor y poeta Víctor Jacinto Flecha en torno a José Asunción Flores. Acusado por Stroessner de traidor a la patria, el creador de la guarania, herido de añoranza, venía a veces a observar desde el otro lado del río el Paraguay.
Tal vez les habrá salido en su horóscopo a José Asunción Flores y a Agustín Barrios, geniales exponentes del arte musical de nuestro país, que debían abandonar su tierra para ser profetas. Igual horóscopo le habrá correspondido a Augusto Roa Bastos, supongo. He ahí, en esas tres figuras, la grandeza nacional de la que podemos gloriarnos sin mentirnos a nosotros mismos, los paraguayos.
Hay un cuento atrapante en el texto ahora comentado, La venganza de la serpiente, hecho por Margarita Prieto Yegros. ¿Por qué la víbora debe ser odiada? ¿No hace sino cumplir con el fin para el cual fue creada? Un capitán que se ufanaba de matar a cuantas víboras hallaba a su paso intentó acabar con una Mboi Chiní, que tenía, al parecer, en su vientre una cría.
El enfrentamiento, que habría de acabar con el asesino de esta especie reptil, es tratado como corresponde, es decir, con secuencias de suspensos y fuertes sentimientos.
Emi Kasamatsu, presidenta del PEN Club del Paraguay, en el prólogo escribe, entre otras consideraciones, cuanto sigue: «El PEN Club del Paraguay, siguiendo los principios del PEN Club internacional, defiende la libertad de expresión de los escritores y ha sentado su postura en defensa de este derecho inalienable de los promotores del arte y la difusión de la literatura, asimismo de la dignidad como profesionales que cada uno merece para que los escritores y sus obras en el Paraguay sean reconocidas integralmente y siga su camino ascendente. «Ningún hombre es una isla», dijo John Donne, y debemos construir puentes para entrelazar el mundo, para que seamos más auténticos, liberando la palabra, liberada de mezquindades, liberada de la soberbia y resentimientos».
En esta edición aparecen los escritores Delfina Acosta, María Eugenia Ayala, William Baecker, Gladys Carmagnola, Renée Ferrer, Luis María Domínguez, Maribel Barreto, Abelardo de Paula Gomes, Emi Kasamatsu, Víctor Jacinto Flecha, Lorenzo Livieres, Lourdes Talavera, Princesa Aquino Augsten, Catalo Bogado, Oscar Pineda, Genaro Riera Hunter, Elinor Puschkarevich, Juan de Urraza, Teresa Méndez Faith.
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