La noticia de que había fallecido el poeta extremeño Ángel Campos Pámpano tomó por sorpresa a más de uno. Es que pocos sabían que este escritor y traductor que, en 2005, había ganado el Premio Extremadura a la Creación por su libro «La semilla en la nieve», padecía una grave enfermedad que lo había llevado a operarse en el Hospital Infanta Cristina de Badajoz.
Sin poder recuperarse de esa delicada intervención quirúrgica, la muerte sorprendió al autor nacido en San Vicente de Alcántara en 1957, ayer por la tarde, justo cuando faltaban dos días para que recibiera el premio Eduardo Lourenço 2008, un galardón concedido por el Centro de Estudios Ibéricos de la ciudad portuguesa de Guarda. Ante este panorama, revelan desde RegionDigital.com, el reconocimiento será recogido, tal como pidió el destacado poeta, por Leonor Flores, la consejera de Cultura y Turismo.
Antes de que sus restos fueran incinerados, este autor que, entre 1993 y 1999 presidió la Asociación de Escritores Extremeños e inició las Aulas Literarias con la creación del Aula de Poesía Enrique Diez-Canedo, fue despedido por una gran cantidad de personas que se acercaron hasta la iglesia de San Vicente de Alcántara para darle el último adiós.
Al recibir esta lamentable noticia, desde el sindicato Comisiones Obreras, al igual que sucedió con la Junta de Extremadura, no dudaron en manifestar su pesar por esta irreparable pérdida. Tal como reproduce El Periódico, el sindicato recordó a Campos como un afiliado activo que no sólo ejerció su labor cultural «desde la expresión artística, sino también desde la defensa de los valores sociales y de progreso». Para ellos, el poeta fue un hombre «con un profundo compromiso cultural y grandes convicciones de izquierda que siempre tuvo presente la necesidad de avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria y de defender los derechos de los trabajadores».
Comentarios3
La única ventaja que tenemos los poetas es
que después de la muerte siempre habrá
alguien que recite nuestras palabras
de agradecimiento a la vida.
Cada poeta que se va, nos deja sus obras para recordarlo siempre, ellos nunca mueren.
Mi más sentidas condolencias por la partida de éste gran poeta y muy ciertas las palabras de argantonio, al decir que siempre habrá alguien que recite los versos de aquellos poetas que físicamente nos abandonan pero que es sus versos nos dejan la esencia misma de su ser. Paz en su tumba, y que el Señor con su divina misericordia haga brillar en él la luz perpetua.
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