En las últimas horas se ha producido el fallecimiento del escritor y periodista chileno Guillermo Blanco, quien se encontraba internado en la clínica Tabancura de Santiago debido a la insuficiencia cardiorrespiratoria que lo aquejaba.
El autor, responsable de títulos como «Adiós Ruibarbo», «Gracia y el forastero», «Libro del buen dolor», «Cuero de diablo» y «Vecina amable», había nacido en Talca el 15 de agosto de 1926.
Como se puede comprobar al analizar su vida y obra, su paso por este mundo no fue en vano. Blanco, uno de los escritores más sobresalientes de Chile, le deja al universo una huella imborrable en materia docente y numerosos textos que enriquecerán por siempre al ámbito literario.
«Fue un hombre íntegro, sencillo, humano y, sobre todo, lleno de una mágica pluma y profesionalismo a toda prueba», aseguró Pablo Dintrans, uno de los tantos alumnos que tuvo este profesor de la Universidad Diego Portales y la Universidad Católica, en «El Nortero». Por su parte, a través de un artículo reproducido por «La Tercera», Marcela Fuentealba recordó al autor fallecido como «un maestro del cuento, un cronista agudo y divertido, un profesor dedicado y alentador, y un compañero querido por sus colegas».
Silvia Aguilera, editora de Lom, fue otra de las personas que tuvo palabras elogiosas hacia quien fuera miembro de la Academia Chilena de la Lengua e integrante de la Real Academia española de la Lengua. Para ella, el ganador del Premio Nacional de Periodismo 1999 fue «un hombre muy ético y coherente en acción y pensamiento» que no necesitó «hablar en voz alta para hacerse valer», tal como se puede leer en «La Nación».
Guillermo Blanco, cuyos restos serán sepultados en el Parque del Recuerdo, ya descansa en paz, pero su espíritu recobrará fuerza cada vez que alguien recuerde sus enseñanzas o se deje cautivar por la magia de sus textos.
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Comentarios1
Lamentamos el deceso del GRANDE POETA chileno GUILLERMO BLANCO, en corto tiempo es otra luminaria que sube al paraíso y que sera una estralla más en nuestro cielo.
No le digo adios, le digo hasta pronto.
Dr. Rafael Mérida.
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