Harold Pinter no desaparece con su muerte

Como ya sabrán varios lectores, el espíritu navideño propio de esta época del año se opacó el pasado 24 de diciembre, al menos para el ámbito literario y teatral, debido a la muerte de Harold Pinter, el escritor británico que, en 2005, había ganado el Premio Nobel de Literatura.

Su viuda, Antonia Fraser, expresó al diario The Guardian que, aunque el cáncer de esófago se llevó a su compañero, la enfermedad no fue un impedimento para disfrutar del privilegio de haber compartido junto a él 33 años de su vida.

A modo de despedida, durante estos últimos días varios teatros londinenses llevaron a cabo diversos homenajes hacia este destacado dramaturgo, actor y director que, tiempo atrás, había vendido por 1,5 millones de euros (cerca de 2,4 millones de dólares) su archivo personal a la Biblioteca Británica.

El actor David Bradley, por ejemplo, aprovechó la función de «No man»s land» para expresar ante la audiencia que, con la muerte de Pinter, «el mundo ha perdido a una de las figuras literarias más fabulosas de todos los tiempos», tal como reproduce la agencia ANSA Latina.

Por su parte, cita EcoDiario.es, el dramaturgo italiano Darío Fo, recordó a este autor nacido el 10 de octubre de 1930 como un hombre de «extraordinaria humanidad», mientras que Jorge Dávila Vásquez, informa El Comercio, lo definió como un «escritor de vanguardia con una asombrosa capacidad de crear tensiones dramáticas y relacionarlas con profundas nociones psicológicas». Asimismo, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, lo describió como un «humanista lúcido, intranquilo e intransigente» cuyo temperamento era «contestatario y heterodoxo».

«La habitación», «El guardián nocturno», «La vuelta al hogar», «La fiesta de cumpleaños», «Escuela nocturna», «Un leve dolor», «Una noche afuera» y «Tierra de nadie» son algunas de las numerosas obras a través de las cuales Harold Pinter supo demostrar su talento como escritor.



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