A comienzos de la década de 1950, el escritor francés Louis-Ferdinand Céline se instaló con su esposa Lucette en una vivienda situada en Meudon, una comuna al sudoeste de París. Tras el fallecimiento del aclamado autor, su viuda continuó viviendo en dicho inmueble.
Ahora, luego de sesenta y siete años en la propiedad, Lucette Destouches se vio forzada a vender la casa. La razón: la necesidad de obtener dinero para pagar impuestos adeudados y los sueldos de las personas que se encargan de su cuidado, de acuerdo a lo informado por el biógrafo de Céline y abogado, François Gibault.
Pese al impacto que supone este cambio para Lucette, de 106 años de edad, la viuda de Céline al menos podrá quedarse en la residencia hasta el día de su fallecimiento. Este dato fue acordado en los “términos de la venta”, según mencionó Gibault en declaraciones reproducidas por El Comercio.
Cabe destacar que Céline fue uno de los literatos franceses más importantes del siglo XX. Pese al reconocimiento por su trabajo, su vida no estuvo exenta de polémicas: el novelista era antisemita y se marchó de Francia para evadir a la Justicia, que lo buscaba por haber sido colaborador del régimen de Vichy en el marco de la ocupación nazi de su país.
Céline, de hecho, finalmente pasó un tiempo en la cárcel. Ya instalado en su casa de Meudon en 1951, vivió diez años en dicho lugar, hasta su deceso. Sus restos fueron inhumados en el cementerio local.
Con la venta de la propiedad, Lucette podrá pagar sus deudas, que actualmente no le permitían recibir su pensión, indicó La Vanguardia. Gibault señaló que la mujer deseaba poder “preservar su tranquilidad”.
Los medios franceses destacaron que, con esta operación, se descarta la posibilidad de que la casa sea transformada en un museo en honor a Céline. De todas maneras, esa chance era remota, ya que la mayoría de los objetos personales del escritor se perdieron a causa de dos incendios.
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