Las redes sociales son un vehículo estupendo para la difusión de todo tipo de mensajes. La libertad de expresión es uno de los grandes valores de estos medios de comunicación, aunque también el anonimato y la inmediatez favorecen la propagación de contenidos violentos, discriminatorios y explícitos. Por eso muchas redes, como Facebook, intentan fijar algunos mecanismos de control.
El conflicto surge cuando, a partir de esa intención de evitar las agresiones, se cae en la censura de imágenes y textos que no fomentan el odio ni resultan pornográficos. Eso ocurrió con la escritora española Luna Miguel al difundir una fotografía de su nuevo libro, titulado “El dedo. Breves apuntes de la masturbación femenina”.
A modo de anticipo del lanzamiento de esta obra, el jueves pasado la autora publicó la portada del libro e informó que el trabajo consta de entrevistas, artículos, textos de ficción y otros materiales sobre el “autoplacer femenino”. Poco tiempo después, alguien denunció la publicación en Facebook y la empresa estadounidense desactivó el perfil de Luna Miguel.
La escritora afirma que se “espantó” al descubrir que una persona que la sigue en la red social, con quien supuestamente tiene “algo en común”, decidió denunciar su cuenta. La poetisa mantiene dicho espacio desde hace casi ocho años, comentó a El Mundo.
Un día después de desactivar su perfil, Facebook ratificó la decisión y eliminó a Luna Miguel de la red al considerar que sus contenidos violaban los “requisitos” del espacio. El mensaje, que reciben todos los usuarios censurados, advierte que los motivos de la disposición no pueden ser informados por “seguridad” y aclara que el fallo es “inapelable”, señala Vanguardia.
Con los hechos consumados, Luna Miguel lamentó que la “divulgación cultural” de algo “tan humano” como la masturbación sea considerada “obscena”. Facebook, en este caso, ejerció su poder de censura posiblemente para proteger la moral de ciertos usuarios. Pero, ¿por qué algo se considera inmoral y bajo qué criterios se realiza la evaluación? Ese es el debate que, ante este tipo de casos, una y otra vez vuelve a la luz…
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