Los tiempos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) tuvieron numerosos referentes, tanto políticos como culturales y sociales. En el ámbito de literatura, uno de los símbolos soviéticos fue Mijaíl Shólojov, un escritor que nació el 24 de mayo de 1905 en una localidad cercana a Rostov del Don.
Con antepasados cosacos, Shólojov combatió en la Primera Guerra Mundial y en la guerra civil de su país, en la que participó alistado en el Ejército Rojo de los bolcheviques. Después del triunfo de la revolución, se radicó en Moscú y empezó a desarrollar su trayectoria en las letras, aunque militando también en el Partido Comunista.
En sus primeras obras, como «La prueba» y en los relatos recopilados en «Cuentos del Don», Shólojov retrató las consecuencias de los enfrentamientos armados en su tierra natal. Su novela «El Don apacible», escrita en una periodo de doce años, detalla acontecimientos vinculados a la guerra civil rusa y está considerada como su obra más importante.
«Campos roturados», «El destino de un hombre», «Lucharon por su patria», «La ciencia del odio» y «La tierra erguida» son otros de sus trabajos más conocidos, en los que demuestra su fidelidad al régimen soviético.
Su apoyo a las autoridades, de todos modos, no se limitó a sus escritos. Shólojov fue integrante del Soviet Supremo y realizó una gira junto a Nikita Jruschov en 1959, que lo llevó a Estados Unidos y a varios países europeos. Dos años después, fue escogido para sumarse al Comité Central del Partido Comunista, cargó que ocupó hasta su fallecimiento (que se produjo el 21 de febrero de 1984).
El máximo reconocimiento literario que recibió por su tarea como escritor llegó en 1965, cuando obtuvo el Premio Nobel. La distinción, de todas maneras, no estuvo exenta de influencias políticas, ya que se dice que la Academia Sueca lo eligió como un guiño a la U.R.S.S. tras el galardón que, años antes, le había concedido al disidente Borís Pasternak.
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