La edición 2011 del Premio Interallié, uno de los tantos reconocimientos que se concede en el marco de las letras galas, ha tenido como ganador a Morgan Sportès, un escritor nacido en Argel en 1947 que conquistó al jurado con un trabajo titulado «Tout, tout de suite».
El material que le permitió destacarse es una novela de investigación basada en un caso real que conmocionó a la opinión pública francesa en 2006 y que tuvo como víctima a Ilan Halimi, un muchacho que fue secuestrado, torturado y abandonado en estado de agonía por el denominado «gang des barbares» (la pandilla de los bárbaros, según traduce el diario «ABC»).
Si bien nadie se ha animado a criticar el fallo, la decisión final del jurado sorprendió a muchos porque se suponía que los finalistas eran Stéphane Hoffmann (por «Les autos tamponneuses»), Laurence Cossé (por «Les amandes amères») y Simon Liberati (por «Jayne Mansfield 1967», relato que ganó este año el Premio Femina).
En tercer lugar, además, quedó otro exponente del mundo de las letras no esperado de modo oficial, ya que mientras el primer puesto quedó para Morgan Sportès y el ya mencionado Hoffmann se ubicó en segundo lugar, Delphine de Vigan, la responsable de «Rien ne s»�oppose à la nuit», consiguió quedar tras ellos.
Sobre el Interallié hay que decir que se trata de un estímulo surgido en 1930 que no supone beneficios económicos pero que otorga a quien lo recibe prestigio profesional y la posibilidad de ampliar las ventas producto de la repercusión de este premio que se ha concedido días después de la entrega de otras condecoraciones de naturaleza francesa como lo son los premios Goncourt (obtenido por Alexis Jenni gracias a «El arte francés de la guerra») y Médicis (destinado este año a Mathieu Lindon y David Grossman).
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