Los seres humanos podemos discutir por un sinfín de temas: política, deporte, religión… Todos nos apasionamos alguna vez y elevamos el tono para defender una idea. No es frecuente, sin embargo, que la literatura sea el motivo de una discusión acalorada. Y mucho menos que algo tan enriquecedor para el espíritu como las letras termine provocando un asesinato.
La semana pasada, en una vivienda de la localidad rusa de Irbit, un ex docente de literatura conversaba con un amigo sobre este arte. Mientras intercambiaban distintos puntos de vista, amenizaban la velada bebiendo.
El tiempo avanzó y las posiciones de ambos no se acercaron. Por el contrario, a partir del efecto del alcohol, cada uno empezó a defender su postura con mayor vehemencia. Hasta que se desencadenó la tragedia: el profesor, amante de la poesía, se enfureció porque su amigo sostenía que la prosa constituía la “única literatura verdadera” y lo apuñaló. La víctima, de 67 años, murió en el acto.
Después del crimen, el homicida se fugó y recién fue hallado esta semana, según informa ElDiario.es. Ahora podría ser condenado a permanecer en la cárcel hasta quince años.
No se trata de la primera vez que, en suelo ruso, una discusión literaria o filosófica termina en violencia. Hace cuatro meses dos hombres se pelearon en Rostov del Don al no ponerse de acuerdo respecto a las ideas de Immanuel Kant. Primero se tomaron a golpes de puño y luego uno de los involucrados sacó un arma de fuego y le disparó al otro. Afortunadamente, dicho conflicto terminó sin víctimas fatales, señala La Voz de Rusia.
Estos hechos nos demuestran que la irracionalidad y la violencia forman parte de todos los sectores de la sociedad. Los libros son enriquecedores pero, en algunos casos, también pueden ser la excusa para dar rienda suelta a la locura. El problema, por supuesto, no está en la literatura, sino en el hombre.
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