El III Premio Internacional de Poesía Rubén Darío fue para el periodista Emilio Ruiz Barrachina, por su obra «Arroyo». El poemario, que rinde homenaje a Luis Rosales y a Félix Grande, traza un paralelo entre la Guerra Civil española y los conflictos armados de la actualidad.
Barrachino, quien recientemente regresó de Sudán donde realizó un documental sobre la guerra interna del país, consideró que en todo enfrentamiento «siempre se repiten las mismas injusticias y las mismas barbaridades». El libro premiado nació cuando el autor concluyó su documental «Lorca. El mar deja de moverse» y le quedaron cosas «dentro», que decidió expresar en forma poética.
Para esta edición del galardón se han presentado un total de 576 obras, provenientes de países como Argentina, Colombia, España, Estados Unidos, Holanda, Francia y Perú. El jurado estuvo conformado por personalidades de la cultura como Miguel Ortega Isla, Luis Alberto de Cuenca y Fernando Martínez Laínez, entre otros. El premio, concedido por el Pen Club de España, está dotado con 3.000 euros y la publicación de la obra seleccionada.
Como motivos para la premiación de «Arroyo», se consideró que el poemario de Barrachina presenta «una poesía de corte narrativo exquisitamente trazada, innovadora, donde lo social y lo espiritual se entremezclan en una espiral que parece no tener fin». Por su parte, las poetas Andrea Cote Botero (por «A las cosas que odié») y Dora Castellanos (por «Ella, la noche Eva») recibieron menciones honoríficas.
Emilio Ruiz Barrachina, nacido en Madrid en 1963, vivió diez años en Latinoamérica, principalmente en Colombia (donde trabajó como reportero del BBC). En 1997 regresó a España y se abocó a su carrera literaria.
En 1998 publicó su primera novela («Calamarí»), que contó con varias reediciones. Luego le siguieron «A la sombra de los sueños» (2000, fue adaptada al cine), «El arco de la luna» (2001, X Premio Internacional de Novela Luis Berenguer), «Brujos, reyes e inquisidores» (2003), «No te olvides de matarme» (2004) y la reciente «La venta del paraíso».
El escritor y cineasta mantiene un blog personal, donde publica información sobre sus actividades. Al momento de escribir esta nota, aún no contenía actualizaciones con los datos del premio.
Comentarios3
En buena hora le llega el premio al periodista Emilio Ruiz Barrachina, por su obra “Arroyo” en el III Premio Internacional de Poesía Rubén Darío, ya que sólo la templanza y quienes nos movemos en el tinglado poético entendemos el esfuerzo que se hace cuando además nos dedicamos al periodismo y a escribir poesía, pues significa volvernos noctámbulos, robarle espacio a nuestra familia para plasmar lo que tanto nos gusta. Aunque no conozco la obra en sí, pero por haber vivido una guerra civil en El Salvador entiendo que sus versos se desprenden de ellos mismos para fusionarse con las vivencias desgarradoras que significan una guerra. Vaya para Emilio estas palabras y haber cuando conocemos parte de ese poemario ganador aquí en El Salvador. ¡Salud por la poesía! Adelante Emilio.
Luis Antonio Chávez, poeta y perdiodista desde El Salvador.
Muchas gracias Luis Antonio por tus palabras. Efectivamente, pisar terrenos que muchos consideran "vedados" es algo complejo. Desde luego, quien antepone el concepto de la poesía como "pose" y no como un "estado", poco tiene de poeta. Y de estos hay muchos... demasiados. Poeta es quien demuestra que lo es a través de su obra. Nada más. Eso es lo que va a quedar, lo demás son snobismos y disfraces. Y respecto loq ue dices de las guerras, todas marcan. la poesía se hace necesaria cuando nos enfrentamos a los sentimientos más profundos, que no sólo los procura el amor o la muerte, aunque éstos también están presentes en una guerra. Yo acabo de regresar de Sudán y allí terminé el libro que ha ganado el premio. Las guerras actuales, así tengan mayor tecnología, tienen la misma capacidad de horror que las de antes. Nuestras guerras y las de ahora, en cualquier lugar del mundo, son monumentos de la capacidad humana para la destrucción. Y contra eso sólo se puede luchar con la creación. Crear, crear y crear.
Un abrazo. Emilio Ruiz Barrachina
Nuevamente estoy tratando de comunicarme contigo, Emilio, y reitero que independientemente del lugar donde te encuentres, tal como lo dices que todas las guerras marcan, la poesía se hace necesaria cuando nos enfrentamos a los sentimientos más profundos, que no sólo los procura el amor o la muerte, aunque éstos también están presentes en un conflicto... Las guerras actuales, así tengan mayor tecnología, tienen la misma capacidad de horror que las de antes. Nuestras guerras y las de ahora, en cualquier lugar del mundo, son monumentos de la capacidad humana para la destrucción. Y contra eso sólo se puede luchar con la creación. Crear, crear y crear. Un abrazo. Emilio Ruiz Barrachina,
Ahora bien, quiero decirte que supe de armas y esas vainas cuando recién cumplía mis cinco años, pues en la favela donde me crié fusilaron a un sujeto, que por cierto lo he plasmado en mi poemario Reviviendo la historia; además de que ahí mismo se agarraban a balazos los ladrones contra los militares, por eso me gusta mucho la película Ciudad de Dios... pasaron los años y después vi caer a la gendarmería, llámesele Policía de Hacienda, Guardia Nacional y Policía Nacional, que eran los cuerpos militares que existían en El Salvador tras el golpe de estado que le dieron a Napoléon Duarte, después de ganar la presidencia de la república y quedó como dignatario el Coronel Arturo Armando Molina... y así pasaron los años hasta que nuevamente viví en la década del 80 (en mi época de universitario) una guerra civil que, como lo digo en el siguiente poema: Cotidianidad "Quien no hubiese querido nacer en otras latitudes, pero nació aquí y el olor a pólvora es difícil de olvidar", o el siguiente: "También fue necesario escribir la historia con el proyectil de la palabra"... es difícil olvidarse de esas imágenes desgarradoras. Vaya para ti mis saludos, Emilio, y continúa consechando éxitos.
Luis Antonio Chávez
desde El Salvador
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