Desde que la entrega del Premio Nobel de Literatura fue instaurada en 1901, solo se interrumpió en siete ocasiones, seis de ellas vinculadas a conflictos bélicos: en 1914 y en 1918 no se concedió por la Primera Guerra Mundial, mientras que de 1940 a 1943 inclusive la cancelación se debió a la Segunda Guerra Mundial. La suspensión restante se produjo en 1935, cuando el Nobel se declaró vacante.
Ahora, luego de 75 años de ceremonias ininterrumpidas, el Nobel de Literatura volverá temporalmente al ostracismo. El motivo: el escándalo en la Academia Sueca por casos de acoso sexual y violación.
Todo comenzó cuando el diario Dagens Nyheter dio a conocer las denuncias de dieciocho mujeres contra el dramaturgo y fotógrafo francés Jean Claude Arnault, esposo de la poetisa Katarina Frostenson (integrante de la Academia Sueca). El propio Arnault solía presentarse como “el miembro 19 de la Academia”, señala El Mundo, y era el director de un club literario sostenido con fondos de la institución que concede el Nobel.
Los rumores sobre el acoso y abuso sexual existían desde hacía años, pero recién meses atrás la periodista Matilda Gustavsson pudo corroborar lo sucedido a partir de testimonios de víctimas y testigos y publicó la información. La reacción de la Academia, que nunca quiso investigar los hechos, fue tibia y poco contundente. Ante esta situación, muchos académicos decidieron renunciar.
Primero dieron el portazo Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund. Luego se sumaron las dimisiones de Frostenson (agobiada por la presión), Sara Strindberg y la secretaria permanente de la entidad, Sara Danius. Así, la Academia se quedó sin quórum para el fallo.
Todo esto llevó a la decisión de no conceder el Premio Nobel de Literatura en 2018 y de otorgar dos reconocimientos en 2019, según informó Louise Hedberg, la directora administrativa de la institución. Hedberg reconoció que la Academia Sueca se encuentra “mermada” y enfrentando una “pérdida de confianza del público”, recoge El País.
Cabe destacar que las renuncias son simbólicas ya que, según los estatutos, estos cargos son vitalicios. De todos modos, el rey Carlos Gustavo de Suecia aseguró que modificará las normativas para que cada académico pueda dejar su puesto cuando lo desee y ser reemplazado.
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Comentarios1
Triste desenlace para un turbio asunto. Esperemos que corrijan las deficiencias que sostienen a la Academia Sueca.
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