Josefa Durán, más conocida como Pepa, nació hace 82 años en la localidad extremeña de Alburquerque. Hija de un albañil, pasó su juventud cuidando de sus cinco hermanos, ya que su madre debía viajar diariamente a Portugal para trabajar. Eso no impidió que Pepa fuera autodidacta y que aprendiera a leer y a escribir mientras escuchaba la radio y practicaba con el periódico.
Josefa pronto comprendió que la escritura era una herramienta que le ayudaría a conseguir logros en su vida. “Sé lo que es pasarlo mal, por eso no me gusta que se aprovechen de la gente inculta”, menciona en su contacto con los medios de prensa.
Así, al ver los diversos problemas que debían enfrentar sus familiares y vecinos en la vida cotidiana, Pepa comenzó a escribir a las autoridades. Les comentaba sus penurias, les exigía soluciones. Y las respuestas, muchas veces, no tardaban en llegar. “Me di cuenta de que, a pesar de las faltas de ortografía, sabía expresarme bien, porque aquellos a los que escribía me respondían y me ayudaban”, confiesa.
Josefa escribió en su momento a las autoridades de su región para pedir que el transporte escolar llegase a la finca “El Zajarrón” y fuese accesible para una mayor cantidad de niños. Lo consiguió.
También escribió al ex presidente español Felipe González, para pedirle asistencia cuando fue despedida en forma improcedente mientras trabaja de casera junto a su marido. A los pocos días, el líder socialista llamó por teléfono al Ayuntamiento de Alburquerque para que lo pusieran en contacto con la mujer.
Claro que Pepa no se limitó a utilizar sus dotes como escritora para el reclamo. Al Rey Juan Carlos le envió una carta con un reportaje sobre su abuelo, Alfonso XIII, que conservaba en una antigua revista. El monarca respondió con palabras de agradecimiento y una fotografía autografiada.
En los últimos tiempos, Josefa se abocaba a escribir sus memorias. “Tengo mucho que contar, cosas buenas y cosas malas. He tenido una vida muy difícil y lo que más me hubiera gustado es poder estudiar”, comenta. Sin embargo, una parálisis que afecta a la mitad derecha de su cuerpo le impedía continuar con su tarea. Pepa decidió solicitar una computadora (o un ordenador, según el léxico que se utiliza en su país) al presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, para poder seguir escribiendo. Pero le respondieron que no había presupuesto.
La mujer no lo dudó y le escribió entonces al presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Días después, recibió un llamado desde La Moncloa (la residencia oficial del mandatario) para avisarle que le enviaban una computadora de escritorio y que más adelante le harían llegar una portátil.
Pepa prometió que escribirá unas líneas de agradecimiento y se las hará llegar al presidente, junto con una artesanía de madera elaborada por su esposo. Y luego, claro, seguirá escribiendo.
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