La mayoría de los escritores, al comienzo de su carrera, necesita un respaldo o alguna ayuda para dejar de ser desconocidos y captar la atención de los lectores, pero hay casos en los cuales ese empujón inicial es tan necesario de conseguir que adquiere una relevancia mucho mayor.
Al conocer la historia de Randy Zanabria, por ejemplo, uno descubre lo importante que resulta alentar y facilitar el camino a quienes se esfuerzan por superarse. A simple vista, este joven peruano es uno de los tantos aficionados a la escritura que desea obtener popularidad gracias a sus textos, pero al profundizar en su perfil sale a la luz una realidad dura pero conmovedora.
Randy sufre desde hace varios años una distrofia muscular que lo mantiene en la Unidad de Cuidados Intensivos del Instituto Nacional de Salud del Niño de Perú. En ese marco, este muchacho tetrapléjico que está obligado a permanecer conectado a un respirador artificial se propuso demostrar que las dificultades no son excusa para bajar los brazos.
Así fue, pues, que impulsado por el ejemplo de Mario Vargas Llosa, un intelectual que admira y que sueña con conocer en persona, decidió dictarle a una amiga una historia dirigida al público infantil.
La transcripción, cuenta La República, fue presentada a un concurso nacional del cual resultó finalista. En reconocimiento a dicho logro, una editorial imprimió más de mil ejemplares del relato que se dio a conocer bajo el título de «Bigotes, el gato perro».
Ahora que ya debutó oficialmente como escritor y su figura alcanzó trascendencia internacional, Randy pretende ampliar su producción literaria, pero para cumplir su sueño y mantenerse en este admirable plan de autosuperación necesita que los lectores estén dispuestos a respaldarlo de forma continua para poder, de ese modo, recaudar el dinero que necesita para mejorar su condición actual y desarrollar obras solidarias en su país para beneficiar a discapacitados y niños con enfermedades crónicas.
Ojalá, el esfuerzo de Randy Zanabria sea reconocido a nivel mundial y sirva de ejemplo para no desanimarse ni dejar de luchar frente a las adversidades.
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