Las redes sociales atentan contra la lectura

Lejos parecen haber quedado ya esas épocas en las cuales las madres les leían cuentos a sus pequeños antes de ir a dormir y los niños crecían maravillados por historias fantásticas que despertaban su curiosidad y estimulaban su imaginación. A juzgar por la realidad, el avance de la tecnología simplificó muchos procesos y modificó los hábitos de toda la sociedad, inclusive aquellos vinculados a rutinas sanas que permitían compartir gratos momentos en familia y mantenerse entretenidos largas horas gracias a los libros.

Nadie puede negar que los progresos son beneficiosos, pero para que esas mejoras tengan efectos positivos hay que saber administrarlas y aprovecharlas en su justa medida.

El auge de las redes sociales, por ejemplo, provoca en personas de distintas generaciones un interés y hasta una fascinación intensa que puede ser contraproducente si no se tiene un autocontrol sobre el uso de estos espacios.

Dedicar varias horas diarias a sitios como Facebook y Twitter, por ejemplo, no sólo quita tiempo para disfrutar de otras actividades sino que lleva a los usuarios a centrar su vida en una rutina que puede volverse peligrosa si se adquiere una adicción respecto a las redes sociales.

Para registrar este panorama y tratar de reflejar qué daños pueden surgir por el abuso de la tecnología por parte de los niños y jóvenes, la organización benéfica de origen británico National Literacy Trust ha decidido elaborar una encuesta enfocada en individuos de entre 8 y 17 años de edad.

El sondeo pretendía averiguar el vínculo entre ellos y la lectura, pero los resultados fueron alarmantes. Según recoge la agencia Reuters, uno de cada seis encuestados aseguró no leer ni siquiera un libro al mes. Además, se pudo determinar que el contacto con la palabra escrita se produce en especial por los correos electrónicos, las redes sociales y los mensajes de texto.

Si bien ningún sondeo consigue reflejar la realidad absoluta, este estudio deja al descubierto un panorama cada vez más extendido que debería ser combatido de forma global si no se desea un futuro desprovisto de cultura.

Comentarios2

  • La §u

    No sé si lo terrible es la tecnología, en todo caso es el tiempo de disponibilidad de los padres hacia los hijos, en cuanto a calidad de compañía, apoyo y a selección de lo que incorporan por internet, por ejemplo. En el caso de Facebook y/o Twiter, es más adictivo y "peligroso" si se quiere, en este aspecto en los adultos, que somos los que tenemos que estimular la lectura ya sea con un libro o en formato virtual, el tema pasa por haber, o no haber sabido manejar el tema del "aburrimiento" en los niños, tan típico de ellos y también influye en querer y pretender y de hecho hacerlo, tener una conducta adolescente, y "prendernos" todo el tiempo y más de esos sitios de red social.
    Hay una frase que dice que los adolescentes tienen dos estados: "conectados" o "no conectados", pero esto depende de la "conexión" con la realidad que nosotros como padres le hayamos permitido o coartado, ya de por sí, es la pc, una continuidad de aquel llamado: "chupete eléctrico" conque se designó al aparato de televisión para comodidad de las mamás, o "dependencia" consumista de los niños, entonces no podemos esperar milagros.
    Tampoco hay en todas las escuelas la suficiente programación como para fomentar la lectura, al menos aquí en mi país, Argentina, ya hace muchos años que en vez de recomendar la investigación personal en cuanto a algún tema de estudio, como por ej. ir a bibliotecas, o bien en la misma web, se le da al niño "todo servido" en material fotocopiado para su estudio.
    Son muchísimos los factores para que esto suceda, y como siempre, luego diremos: "nuestros jóvenes no son como nosotros", y no lo son, porque hemos distorsionado su educación.
    Además de otros factores mucho más profundos, sociopolíticos, incluso.

  • Elsy Alpire Vaca

    Buenísimo el artículo! Es verdad que la tecnología con la entrada de internet a muchos pueblos que aún no conocían los libros, les quita para siempre la oportunidad de aprender a pensar; pues no tienen acceso ni a lo uno ni a lo otro por los extremos grados de pobreza que abunda en este mundo. Es una pena porque realmente la televisión les roba hasta la imaginación. Las futuras generaciones solamente actuarán por institnto y no por la razón, lamentablemente.



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