El rol de los blogs, a debate en Montevideo

A partir de la aparición de los libros electrónicos y el incremento de los blogs, los lectores convencionales y los integrantes del sector editorial comenzaron a experimentar un fuerte temor hacia las consecuencias que podrían llegar a tener los avances tecnológicos en el mundo de las letras.

Aunque el entusiasmo de los consumidores por el ebook, por ejemplo, ha debilitado hasta a Barnes & Noble, la cadena de librerías más grande de Estados Unidos, hay exponentes del ámbito literario que ni siquiera evalúan la posibilidad de que el libro de papel pueda llegar a extinguirse.

Si bien en el marco del Festival Eñe que se realizó en Montevideo el escritor uruguayo Rafael Courtoisie reconoció que el sector enfrenta cambios, para este narrador y poeta «la cultura tipográfica no va a desaparecer porque cambie el soporte». Desde su punto de vista, hoy en día el ciberespacio permite «potenciar un artefacto tan antiguo como es el libro» aunque «todavía un blog no legitima» sus poemas tal como lo hace una editorial.

Por su parte, Alberto Anaut, el director de un centro cultural español, sostuvo en el encuentro que «un blog añade a un libro, no lo sustituye para nada». Asimismo, citan desde la agencia AFP, Vicente Molina Foix reconoció que ese tipo de sitios web puede «promover la lectura y siempre es bueno todo aquello que fomente la lectura y la difusión de la literatura», aunque también aclaró que, al menos desde su criterio, «eso no significa que de allí salgan grandes obras literarias».

Los beneficios y los efectos negativos de los nuevos formatos que han comenzado a adquirir los textos son, pues, disparadores de teorías y opiniones varias. Cada uno, de acuerdo a sus preferencias, defenderá una postura determinada, pero tal vez ninguno podrá desmentir las palabras de Courtoisie, quien describió al libro como «una realidad virtual que tiene soporte de celulosa con manchas de tinta» que se destaca «por no necesitar baterías y activarse con la mirada». Para él, la tecnología todavía está lejos de reemplazar al formato literario tradicional porque «un libro permite tener miedo, oler, soñar y una carga de adrenalina que no provoca un soporte web que requiere ser conectado porque se acaba la batería».

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