Tras permanecer internado durante varias semanas, el poeta y político nicaragüense Tomás Borge Martínez falleció anoche en el Hospital Militar Dr. Alejandro Dávila Bolaños de Managua a los 81 años. La salud del escritor empeoró después una operación a la que tuvo que ser sometido el pasado 6 de abril debido a problemas pulmonares.
Borge era el único de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional que permanecía con vida. Como uno de los líderes que luchó contra la dictadura de la familia Somoza y contra la intervención estadounidense en su país, Borge fue detenido en varias oportunidades. El triunfo sandinista le permitió convertirse en Ministro del Interior de Nicaragua y, más adelante, en diputado y embajador nicaragüense en Perú y Ecuador.
Claro que Borge no sólo se destacó por su faceta como revolucionario. Obras de su autoría como «Un grano de maíz», «La ceremonia esperada» o «La paciente impaciencia» (Premio Casa de las Américas) gozan de un amplio reconocimiento literario y lo sitúan como un escritor de importancia.
La primera dama Rosario Murillo fue quien, con «profundo dolor», comunicó la noticia del fallecimiento a la sociedad, según destaca TeleSUR.
El Nuevo Diario recuerda que Borge entabló amistad con escritores como Julio Cortázar, Eduardo Galeano y Günter Grass, mientras que mantuvo un enfrentamiento con Mario Vargas Llosa. Sobre el peruano, Borge reconocía su talento literario pero lo calificaba como «ultrareaccionario».
El Gobierno nicaragüense ya ha decretado tres días de luto por la muerte de Borge. El escritor y revolucionario se marcha del mundo físico con la satisfacción de haber luchado por sus ideales y con una «derrota», según confesó a Mundo Cultural Hispano: no haber escrito nunca novela.
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Comentarios3
Un pésame a la familia de Tomás Borge, quien nos ha dejado el legado de sus escritos y huella por esta tierra. Hoy en el dia del trabajador mi reconocimiento por tanto trabajo hecho en vida
¿Pésame para un criminal de guerra? No puedo creer lo que estoy leyendo. Vosotros no sabéis absolutamente nada de lo que realmente sucedió en Nicaragua. Yo viví más de veinte años allá y cubrí la guerra civil de los años ochenta en calidad de fotógrafo independiente. Tomás Borge fue Ministro del Interior o sea del Terror y tuvo a su cargo la infame Seguridad del Estado de Lenin Cerna. Algunos de los cementerios clandestinos que yo descubrí fueron publicados en los periódicos: www.raoulshade.org Documentaos mejor antes de convertíos en cómplices y encubridores de crímenes de guerra.
1979 fue el año de la Revolución Sandinista de corte socialista, del triunfo de la Revolución Soviética de 1914, que les proporcionó las armas a los sandinistas. En 1990 pierden las elecciones y conservan lasa armas, la policía, el ejército y la Seguridad del Estado y sobretodo la impunidad de los crímenes de guerra “perdonados” por la amnistía nacional, que no está reconocida por la Ley Internacional porque los crímenes de guerra no están cubiertos por ninguna amnistía, ni tampoco prescriben.
Aquí en Madrid conocí a la primera esposa de Cortázar, Aurora Bernández (heredera universal) y ella nos relató que cuando Tomás Borge llegó a Paris, vestido de verde olivo, a atender al velorio, se comportó con una arrogancia y una descortesía descomunal que dejó desconcertado a todos los presentes. Ordenó (no pidió) que se le diera de comer a sus guardaespaldas y mirando con desprecio el pequeño apartamento parisino, dijo: “Si Julio se hubiera quedado en Nicaragua con nosotros no hubiera vivido en esta pocilga”. Claro, como él se robó toda una manzana (que queda incluida entre cuatro calles) podía presumir espacios lujosos.
La Biblioteca personal que Cortázar donó al pueblo de Nicaragua se la apropió la Primera Dama Rosario Murillo, llevándosela a su casa. Hay muchas cosas que vosotros los románticos de izquierda ignoráis por ignorancia y por falta de voluntad de investigar. Porque es más cómodo vivir de utopías. Sin embargo, en el pequeño libro: “Nicaragua Tan Violentamente Dulce” Cortázar expresa sus dudas sobre la Revolución Sandinista, pero como él murió en 1984 no tuvo la oportunidad seguir el curso de la revolución. Yo leí ese libro y también seguí todo el proceso revolucionario hasta el final (1990). El pésame hay que dárselo a las victimas de Tomás Borge y no a su familia, que también es cómplice de sus crímenes.
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