La desaparición física de seres humanos siempre genera pesar en quienes deben despedirlos, pero cuando se interrumpe la vida de personas que han sabido trascender las fronteras y aún tenían mucho para ofrecer a nivel social, el desconsuelo es mayor.
La impotencia de haber perdido a un individuo valioso afecta por estas horas al plano intelectual debido al fallecimiento de Eliseo Alberto, el escritor cubano que supo ganarse un lugar en el mundo de las letras gracias a obras como «Las cosas que yo amo», «Un instante en cada cosa» y «La eternidad por fin comienza un lunes».
Según se pudo saber, el deceso de este autor que había nacido el 10 de septiembre de 1951 se produjo en el Hospital General de Ciudad de México días después de haber sido sometido a un trasplante de riñón.
Lamentablemente, una complicación cardíaca frenó el proceso de recuperación y ya nada se pudo hacer para salvarlo.
Si bien Eliseo Alberto se había nacionalizado mexicano y vivía en suelo azteca desde hacía poco más de dos décadas, sus cenizas serán llevadas a La Habana ya que, de acuerdo a su hermana Josefina, así lo quiso el propio poeta y novelista.
Una de las entidades que no evitó hacer público su pesar por la pérdida de este intelectual fue el Consejo Para la Cultura y las Artes de México, para cuyas autoridades se ha marchado un hombre que, a través de su obra, abrió caminos para la creación literaria en Latinoamérica.
Por su parte, su amigo y colega mexicano Jorge Hernández lo recordó como un ser «con alma de poeta que se manifestó en prosa». Desde su punto de vista, Cuba, el país del que se fue exiliado, fue para él «una isla que le quedó como cicatriz en el corazón», tal como resalta Qué.es. Además de él, agrega Milenio, quien pronunció unas palabras en su honor fue Rafael Pérez Gay, un literato que llegó a considerar a Eliseo Alberto como un «novelista notable y un periodista extraordinario»: una «de las mejoras prosas de la literatura latinoamericana».
Las muertes siempre son tristes pero, al menos en este caso, para el ser que se ha ido se ha acabado el sufrimiento. Ya sin presencia física, Eliseo Alberto podrá mantenerse vivo en el recuerdo de quienes lo conocieron y en aquellos que aprecian su legado.
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