Todo escritor que, de alguna manera, ayuda con sus textos a promocionar y a enaltecer su país de origen se convierte en su tierra en una suerte de símbolo nacional. Por esa razón, cuando esos referentes mueren se pierde también un poco de identidad colectiva y el vacío dejado parece sentirse con mayor intensidad.
Por estas horas, los pobladores de la ciudad uruguaya de Minas atraviesan un momento de dolor por haber perdido a Santos Inzaurralde Rodrigo, un hombre nacido en junio de 1925 que, a lo largo de su vida, no sólo se desempeñó como autor especializado en el género poético sino que también sumó experiencia como político.
Según datos reproducidos por medios como Espectador.com, el creador de obras como «Vengo de Minas» y «Minas y abril» partió de este mundo hace algunas horas y, a partir del mediodía, comenzarán a despedirse sus restos en una sala velatoria situada en la localidad que lo vio nacer, crecer y realizarse como profesional.
Quien fuera declarado tiempo atrás como Ciudadano Ilustre de Lavalleja (departamento donde llegó a ser diputado y edil en representación del Partido Nacional) y ganara en 2010 el Premio Morosoli de Oro en reconocimiento a su trayectoria, informa El País, será llevado mañana al Cementerio Central de Minas previo paso por la Intendencia de Lavalleja, donde está previsto realizarle un homenaje.
Cabe recordar que en las últimas semanas, el mundo de las letras ha perdido a exponentes de larga trayectoria, como los casos de la autora franco-ecuatoriana Luce DePeron, del autor franco-alemán Stéphane Hessel y de la argentina Gloria Pampillo, entre otros. Tras cerrar febrero con esas partidas, la literatura arranca marzo despidiendo a otro representante, Santos Inzaurralde, cuya figura y legado se honran cada año en Uruguay a través de un certamen folclórico que lleva su nombre.
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