Durante la jornada de ayer tuvo lugar en la Casa Amarilla del Palacio Presidencial de Panamá un acto de reconocimiento hacia la figura de Mario Vargas Llosa, el afamado escritor de origen peruano que en 2010 fue distinguido con el Premio Nobel de Literatura.
A la cita, informa la agencia EFE, acudieron el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, la primera dama, Marta Linares, algunos ministros, varios diplomáticos y académicos que por estas horas se encuentran en la región por la celebración del XIV Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua española (ASALE).
Al anunciar la decisión de enaltecer al prolífico Mario Vargas Llosa con la Orden Vasco Núñez de Balboa en el grado de Gran Cruz, Martinelli destacó que para su nación es un gran honor conceder esta distinción a «uno de los escritores más queridos y renombrados» del universo literario.
Por su parte, el responsable de obras como «La ciudad y los perros», «La tía Julia y el escribidor» y «Travesuras de la niña mala» agradeció este nuevo estímulo y lo valoró como un «indicio» de que su labor como novelista y ensayista no sólo no ha pasado desapercibido sino que ha logrado «impactar» a nivel internacional.
Cabe resaltar que, en este marco de premiación, José Manuel Blecua, el presidente de ASALE y director de la Real Academia Española, sorprendió a Ricardo Martinelli al obsequiarle la medalla de la institución que se ha convocado en un hotel panameño para desarrollar su congreso número catorce. Precisamente, fue Vargas Llosa quien dio por inaugurado este encuentro con un discurso interesante.
Según reproduce el diario «El Mercurio», el Nobel entusiasmó a los presentes al expresar:
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