La época estival es, por lo general, sinónimo de tiempo libre, placer y ocio. Durante los meses donde el sol brilla con más intensidad, muchas familias disfrutan sus merecidas vacaciones y desarrollan planes fuera del entorno habitual para romper la rutina y descansar.
Algunos, si la situación económica lo permite, prefieren desconectarse de todo cerca del mar o las montañas, pero otros permanecen en sus hogares y aprovechan el verano para recargar energía. En cualquier caso, se puede decir que todos intentan descargar las tensiones acumuladas durante el año y buscan, por sobre todas las cosas, entretenimiento y relax.
Un libro, por ejemplo, es una alternativa interesante para quienes desean aislarse por un rato y deleitarse con una actividad placentera, aunque no siempre la gente recuerda tener una obra al alcance de su mano.
Para que, en los próximos meses, los argentinos puedan volver a acercarse al ámbito literario desde cualquier punto del país en el que se encuentren, las autoridades han iniciado una ambiciosa campaña que se ha dado a conocer bajo el nombre de «Sumergite en la lectura 2011».
Esta iniciativa, informa el diario «Página/12», es impulsada por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y contempla el desplazamiento entre enero y marzo de nueve bibliomóviles equipados con 300 libros de distintos géneros por cinco provincias, los balnearios del Partido de la Costa, las plazas del conurbano bonaerense y los espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires.
Al presentar esta propuesta en el Palais de Glace, María del Carmen Bianchi, la presidenta de Conabip, señaló que el funcionamiento del bibliomóvil sirve para demostrar «que la lectura y el conocimiento también pueden venir en un envase más chico y transportable».
Para incentivar el hábito de la lectura, los coordinadores de este plan han establecido un sistema de préstamos gratuitos con la confianza de encontrar lectores responsables que se comprometan a devolver los ejemplares solicitados una vez que los hayan disfrutado.
Cuando el verano termine y la biblioteca itinerante detenga su marcha, cada uno de los materiales literarios serán llevados a escuelas, comedores populares y cárceles de Argentina para continuar con el desafío de ampliar el número de aficionados a la literatura.
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