Una muchacha japonesa que está traumada por una deformidad y anhela convertirse en creadora de mangas es la protagonista de “Sakura (La sombra y la rama seca del cerezo)”. Esta obra, pensada para jóvenes de doce años de edad en adelante, le ha permitido al madrileño Rafael Salmerón, su autor, obtener el XVIII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.
Este relato que, según informaron los organizadores del certamen, saldrá a la luz en abril se destacó entre 327 textos presentados a concurso, de los cuales cinco fueron finalistas.
El jurado presidido por Pablo Cruz (a cargo de la dirección de Anaya Infantil y Juvenil) y conformado por Emilio Monte, María Ángeles Gómez, Marina Díaz y Daniel Nesquens (ganador de este galardón en 2019 gracias a “Mi abuelo tenía un hotel”), le dio su apoyo a “Sakura (La sombra y la rama seca del cerezo)” por la potencia del arranque de la trama, su “estilo literario” y por interpretar las preocupaciones y preferencias de los adolescentes.
La historia, de acuerdo al adelanto que se difundió recientemente, está ambientada en el Hiroshima de 1945, en la etapa previa al estallido de una bomba atómica que devastó la ciudad. Allí, en ese marco, jugaban Masuji e Ichiro, de los cuales uno solo consigue sobrevivir. Ya en la actualidad, el relato hace foco en Sakura, una joven que sufre burlas por tener una anomalía en una mano. Su padre está enfocado en sus obligaciones laborales y ella no se siente querida por su madre. Aiko, residente en otra localidad, es su única confidente. A Sakura le encantaría triunfar dibujando manga, pero está desesperanzada. Su realidad, de todos modos, se transforma cuando conoce al pequeño Tetsuo y a un sobreviviente del bombardeo de Hiroshima, un hombre longevo que conserva un “gran secreto”.
En unos meses, este libro estará listo para cautivar a los jóvenes y ser disparador de charlas en familia sobre cultura e historia.
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