«La acústica de los iglús», de Almudena Sánchez —Editorial Caballo de Troya—

poem

Escribir para contar aquello de lo que no nos curaremos, como un acto de supervivencia. Esta parece la premisa de «La acústica de los iglús» de Almudena Sánchez (Caballo de Troya), un libro de relatos en el que se explora el dolor de la infancia, el descubrimiento del amor y las diversas relaciones que vamos estableciendo con el mundo, con los otros, y con la música.

Un libro sobre la adolescencia rota

Enfermedad, imposiciones sociales, arte, relaciones familiares disfuncionales, amores truncados y un montón de otros temas pasan por la mirada reflexiva de Almudena, deviniendo en un conjunto de relatos consistentes y cuidados. Su voz de tan nueva parece conocida y al leerla es muy difícil no echar un vistazo a nuestra contundente genealogía de cuentistas; para ver asomarse a Linspector, la Matute y Alice Munro, entre otras autoras ineludibles.

A lo largo de las historias, Sánchez nos invita a pasar dentro del iglú, que es un universo cálido que ha sabido construir pese al frío del exterior. Allí, a una altura medio elevada del suelo, podemos degustar una narrativa donde el dolor y la esperanza parecen jugarse la vida en cada párrafo, deseando conquistar la palabra fin, que es todo el protagonismo en una historia.

Una de las cosas más interesantes de este libro es la forma en la que Almudena se aferra a una mirada adolescente para nombrar no sólo la vida y las experiencias de esa segunda infancia, sino también para contar lo que es la literatura y el arte. No obstante, esa voz adolescente se mezcla con el deseo y con la visión adulta, que suele venir acompañada de la desesperación, la certeza de que las cosas siempre estarán torcidas y de que de nada sirven nuestros esfuerzos por buscar ventanas para descubrir el afuera, porque todo allí es blanco y frío. Esa lucha cuerpo a cuerpo entre ambas perspectivas creo que le otorga al libro una fuerza inusual en primeras obras, e intuyo que revela tan sólo la punta del iceberg del universo literario de esta autora.

Otro elemento que quiero destacar es aquello que adquiere importancia y protagonismo en los textos. Porque lo que encontramos aquí es un puñado de buenos relatos que se detienen más en la imagen y la percepción sensorial de las situaciones que en los hechos en sí mismos. Esto nos devuelve a lo que decía antes. Esa mirada adolescente llena de asombro necesita hablar desde la desesperación, y cuando estamos acorralados nuestros ojos nunca se posan sobre lo importante; en esos momentos miramos y pensamos en los contornos, en los detalles.

poem

El deseo, el amor y el arte

poem

Es imposible pensar la literatura desde la adolescencia sin otorgarle relevancia al despertar de la sexualidad y del arte (¿acaso hay algo más significativo que nos suceda en esa época?). Hay varios relatos que avanzan sobre ese tema: «El nadador del hotel Minerva» y «El arte incrustado» son los que más me han interesado. Siendo, este último, a mi modo de ver, uno de los mejores relatos del libro; sino, al menos, el que más me ha movido, por su estructura y una escritura que va desde lo sensual a lo dramático, pasando de un estado a otro de forma brusca, sin darnos tiempo a la reacción. ¡Una belleza de relato!

La mirada de Sánchez se encuentra por momentos teñida de melancolía, algo extraño teniendo en cuenta que se trata de una primera obra (tengo la sensación de que siempre suelen escribirse desde una perspectiva y con una narrativa mucho más entusiasta). Es importante a la hora de leer (y también de escribir) preguntarse previamente hacia dónde nos dirigimos. En este caso, podríamos preguntarnos: si partimos de la melancolía, ¿adónde llegaremos?; y la respuesta se enlaza con la arquitectura de los Inuit: un iglú, cálido en las alturas, insoportablemente helado en el contorno, aislado del mundo, que se convertirá en un escenario en el que nuestras voces resuenen con mayor intensidad y el mundo parezca una mala obra de teatro. Y sin embargo… la luz, que es música, ilusión, aire jovial.

En «La acústica de los iglús» hay una intencionalidad clara: contar, contar desesperadamente lo que palpita. Y hacerlo sin miedo y sin adornos, porque las cosas que contamos desde el corazón no necesitan de la coloratura para contarse, para mirarse, para narrarse. En el camino, las cosas se nos van revelando como nuevas y determinantes aunque siempre existe una llamita de duda que pone las historias patas arriba y permite el desempate a último momento.

Tenemos aquí, en definitiva, una lectura fabulosa en torno a las cosas que nos cambian en la vida, aquellas que nos han convertido en quienes somos, y sobre todo, en la forma en la que hemos aprendido a establecer lazos con el afuera.

Hay que acercarse a esta lectura como quien construye un iglú, cuyas paredes no están hechas de hielo como solíamos creer antiguamente, sino de nieve. Porque el hielo se derrite con facilidad, pero la nieve crea un nuevo mundo, desde el cual es posible la supervivencia.

¡Lean «La acústica de los iglús» porque es un libro completísimo y escrito con muy buen gusto que les puede ayudar a recuperar el deseo y la ilusión en las pequeñas y grandes cosas!

poem


 
 
 
 
LA ACÚSTICA DE LOS IGLÚS
Almudena Sánchez
Caballo de Troya
978-84-154517-3-0
160 páginas
Papel: 13,20€
Digital: 3,99€



Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.