Creo que la escritora Lita Pérez Cáceres, en esta obra Cartas de amor y otros cuentos, publicada por la editorial Fausto, ha llegado a un punto cimero de su literatura.
Hay que destacar, en primer lugar, la organización de su lenguaje. Aquellos escritores que logran un orden en el interior de ese laberinto que supone ser la palabra y su conjunto en la búsqueda del Arte, aquellos escritores que logran un orden, decía yo, han pasado la barrera y han llegado a la meta. Con mayor o menor superioridad que los demás. Pero eso no viene a cuento.
Estaba yo leyendo, antes de entrar en el mundo literario de la autora, un libro sencillo de Mario Benedetti. En realidad, todos los libros del escritor uruguayo son sencillos. ¿Por qué? Pues porque Mario Benedetti es un escritor que elabora, que trabaja con paciencia el lenguaje, hasta reducirlo a un estado de sencillez. Bien entiende pues el autor de La tregua el valor de lo sencillo.
La cosa es que pasé de una sencillez a otra. De Benedetti a Lita Pérez Cáceres.
Así pues, leyendo las sencillas cartas de amor de la autora, me sentí atrapada por unas palabras rumorosas, exactas y obedientes a la estrategia armada en torno a un idilio, a un suspenso amoroso, a un tiempo de pasión. En otras palabras, leyendo Cartas de amor y otros cuentos -un libro exquisito-, me topé con la caldera del amor, los sinsabores de la espera, la ilusión hecha trocitos de papel.
No hay cosa mejor contada que aquella que se cuenta con sencillez. Y cuesta contar con sencillez. No es mérito de todos los escritores la palabra sencilla.
Y estaban esos otros relatos. Esas figuras «arreadas» por el destino que daban vida al cuento «Lejos del paraíso». «Los tres caminan con dificultad en medio de espinas y ramas que los lastiman, Rosario trata de no escuchar los ruidos que los acompañan, el sonido de insectos asombrados, de serpientes deslizándose en las ramas, de zorritos ocultándose».
Pero volvamos a las cartas. Esas cartas son como un diario, en determinado momento. Cuántas vidas con sus afanes, cálculos, desilusiones y desencantos pasan por ellas.
Debo confesar que leí las cartas en estado de suspenso.
¿Qué pasaría después con Rosita?
Y tan preciosa que estaba la carta dirigida a Pedro.
Hay dos epístolas que merecen especial atención.
Me refiero a las «escritas» supuestamente por dos presencias femeninas de renombre: Josefina Plá y Matilde Urrutia.
Un detalle: crear suspenso no es arte fácil.
Que Lita Pérez Cáceres pueda despertar en el lector ese interés por ir tras las palabras, por hojear la página, por querer saber más, más y más, indica que la flecha literaria de la artista cayó en el sitio exacto.
La tensión con que las palabras y las frases fueron movidas, para recrear una situación dramática, una circunstancia inesperada, muestra la habilidad que a la escritora le acompaña.
BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA DE LA AUTORA:
Lita Pérez Cáceres nació el 27 de octubre de 1940, en Asunción, Paraguay. En 1947 su familia se radica en Buenos Aires y allí realiza sus estudios primarios y secundarios. Regresó a Paraguay en 1965 y comenzó a publicar sus cuentos en medios de prensa, a partir de 1985. Ejerció el periodismo en los diarios Patria, Noticias, Hoy, y en el semanario La opinión. También fue productora y conductora de programas televisivos.
Es miembro de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP), de Escritoras Paraguayas Asociadas (EPA), de la RED Mundial de Escritores y del Círculo Virtual de Escritoras.
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