Confieso que leí la novela Dónde estará mi primavera, del escritor paraguayo Carlos Martini, con una pasión que ya creía agotada en mí. El texto literario lleva el sello editorial de Intercontinental Editora.
Esta es una novela directa, dinámica, atrapante, y que seguramente hubiera sido fusilada por el gobierno dictatorial, no solamente por describir (desde lo intrínseco, lo moral) un estilo de vida, el de la década del 70, marcada por la represión, sino además por mostrar con relatos de sexo explícito el perfil de las existencias de los personajes que van componiendo la trama de la escritura.
La novela tiene un hilo argumental seguro y los otros hilos (que necesariamente surgen) forman una suerte de algas que aferradas las unas a las otras, conforman una isla compacta, llena de efluvios y sabores.
Me encanta la fluidez del relato. Bendita sea su sencillez. Carlos Martini crea un protagonista misterioso, y el misterio sobrevuela permanentemente el texto, despistando al lector.
El protagonista de Dónde estará mi primavera es el dueño de una librería (común y corriente) que debe sobrevivir al infierno del suicidio de su mujer, creyéndose culpable de la trágica decisión.
Hay cartas que llegan (este recurso literario me hizo pensar en la obra Rosaura, a las diez, del escritor argentino Marco Denevi) a su vida y aparece un cruce desesperado de culpa y afán de redención.
¿Quién escribe esas cartas anónimas?
El lector tendrá que comprar el libro para enterarse de ello.
Un relámpago narrativo deja entrever la pasión entre una monja y un cura que se sube la sotana y otras locuras por el estilo. Aparece Óscar, el mejor amigo de Daniel, que acude al alcohol y a sesiones de contemplaciones pornográficas en un inútil deseo de sacarles algunas gotas de satisfacción al placer; existe un sacerdote que acaricia los hombros de sus alumnos como quien no quiere la cosa; se lee el episodio de una violación descripta con crudeza, como si fuera la versión oficial de un acto de violentamiento a la víctima.
El recuerdo de algunos temas musicales, muy de la época, ofrecen un ambiente ligeramente depresivo, nublado por el desasosiego, a estas vidas tan bien manejas por el excelente novelista que es Carlos Martini.
POEMA
Te quiero
Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;
Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;
Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.
Comentarios2
Exelente lectura y ademas un grandioso poema...
El libro no lo he leido; pero el poema de Cernuda es magnífico, como todo lo que salía de su pluma. Me agrada que rememoréis de nuevo a este gran poeta. Un saludo.
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