El poeta paraguayo Luis María Martínez se ha caracterizado siempre, o casi siempre, por un radical sentido de protesta ante los regímenes opresores. Es un vate que hace buena letra dentro de lo que da en llamarse poesía social.
En su libro de reciente aparición Esperar la tormenta (editorial Arandurã), sus versos denuncian al imperialismo norteamericano, a los grandes traficantes de droga, a los explotadores de los proletarios, que viven o mueren (da lo mismo) dentro de una descolorida cotidianidad; a los que violan la Constitución Nacional, a los “acuerdos” a que llegan los jueces para favorecer a los victimarios del pueblo.
Cuando el clima está denso, y la presión atmosférica sube a niveles rojos, y animales, plantas y seres humanos sienten una especie de alteración de los sentidos, de transformación de los ánimos, es porque el cielo se halla presto para liberar sus cerraduras y dejar caer goterones de lluvia.
Así también, cuando el país entra en una fermentación final, y los inmorales y los tramposos hacen su diaria injusticia contra un pueblo en estado de indefensión, es cuando la liberación, el cambio urgente, están por desatarse. A eso llama el autor Esperar la tormenta.
La tormenta es una alegoría. La aguardada manifestación del cielo, o de la naturaleza, representa la sustitución de hombres autoritarios por hombres de convicciones radicales, de visión socialista y de patriotismo.
Los principios políticos y sociales de Luis María Martínez son irreconciliables con el prebendarismo de muchos políticos, que nada más asocian la política con los discursos de tono exagerado en tarimas y tribunas.
El poeta hace un recorrido por las existencias infelices y desnutridas de los niños, los hombres y las mujeres del país.
En su poemario (en el libro puede hallar el lector obras escritas desde el año 2003 hasta el 2005), Luis María Martínez toca la frente del presente, revive el pasado del pueblo paraguayo, hunde su dedo en la Guerra contra la Triple Alianza, y señala los vicios de los corruptos.
Sus versos son subversivos. Sus poemas dan palos al totalitarismo, a la política colonizadora de los Estados Unidos, a los mentirosos y engañadores, pero también apuntan hacia las nubes negras desde donde ha de caer la tormenta.
EL PUEBLO YA HA SUFRIDO (Fragmento)
Cien años ya ha sufrido el pueblo,
el pueblo en todo.
Doscientos años y más,
trescientos, sí, de buenos latigazos,
cuatrocientos bien largos despojos miserables,
quinientos años mustios
de cadenas, de perros y canallas.
El pueblo ya ha sufrido
más que un esclavo vil comprado al paso.
Más que un soldado muerto a latigazos.
Más que el preso que advierte el calabozo
mirando su cubículo en tinieblas.
Más que la exhalación del torturado.
Más que el país con lágrimas en los ojos.
El pueblo ya ha sufrido
más que una alondra triste.
Más que un desesperanzado carcelero.
Más que una humanidad de hambrientos miserables.
Es justo, justo, justo,
que el pueblo anime pronto la tormenta.
BREVE RESEÑA DEL AUTOR: Luis María Martínez (Asunción, 1933) tiene un número apreciable de poemarios publicados de los más diversos temas. Le ha inspirado la naturaleza del Paraguay, así como el amor y muchos otros motivos líricos.
Pero por sobre todas las cosas, Luis María Martínez es poeta social de vasta resonancia y trayectoria. Desde su inicial posicionamiento erigió notables clamores contra las opresiones que sufrió el pueblo durante la dictadura derrumbada en 1989.
Lo testimonian sus libros Arder, es la palabra; Desde abajo es el viento; Clarea el firmamento; El muro, El libro de las letanías; País difícil y otros.
Comentarios1
La letra del escritor, la voz del cantor, el picel del pintor, el arte del fotógrafo, son los gritos de quienes tienen la garganta cerrada y los puños atados, por tanto soportar. Desde siempre ha habido poémas de protesta y es un aporte muy importante el de estos poétas, porque nos comunican su dolor y su impotencia ante los orrores que cometen los abusos de poder. Bien por éste escritor. [email protected]
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