La memoria se filtra a través de los objetos con esa capacidad de la luz, de resurgir desde una chispa cuando parece que nada podrá matar la oscuridad. La memoria como un puente inalterable entre lo vivido, lo soñado y lo deseado se convierte en el único vínculo posible con aquellos mundos inhabitables del pasado. Sobre esa luz trata «Haz memoria» de Gema Nieto (Dos Bigotes), y también sobre cómo el recuerdo y la historia se transforman según qué ojos. Una novela con un exquisito mensaje y rigurosa a nivel narrativo.
Una novela transgeneracional
«Haz memoria» nos presenta una historia que transcurre en dos espacios temporales diferentes. El presente: una joven que intenta revivir del olvido la historia de su familia. El pasado: los hechos transcurridos en un tiempo olvidado, del que ya no hablan sus protagonistas, pero que ha marcado la vida de todas las generaciones. Para la protagonista, la hija de la Jara, será fundamental desvelar los misterios de ese pasado para su búsqueda identitaria.
Si bien podríamos decir que es una novela de corte transgeneracional, ya que narra la vida de las diferentes generaciones de una familia, a medida que avanzamos en la lectura descubrimos el interés de la autora por aislar la experiencia personal de la colectiva, por apostar por un giro que se enfoque en la trascendencia como elección individual y no como seña de la herencia sanguínea.
En este punto me gustaría señalar que me ha parecido una novela auténtica ya que apuesta por una visión minimalista de la vida. En lugar de plantarse en los ritmos y los impulsos de otras novelas que trabajan sobre la herencia transgeneracional, parece imponerse en el discurso la búsqueda de una estructura y una narración que apueste por la experiencia individual de sus personajes, y que se enfoque en el deseo íntimo por encima de las imposiciones sociales e históricas. Esta reflexión se intuye en la propia trama de la historia pero también se puede extrapolar para una comprensión sobre la construcción del género narrativo de la novelística familiar.
La prosa de Gema Nieto es detallista pero absolutamente cuidada. Cerca de la vitalidad de Ana María Matute, pero también de la melancolía de la «Nada» de Carmen Laforet y de la crítica feminista sobre la opresión de roles sociales de ese cuento maravilloso de Carmen Martín Gaite que es «Las ataduras». Y sin embargo, hay una voz que apuesta por una nueva mirada al pasado, desde un presente que es mitad ensueño y otro poco esperanza realista. La delicadeza, la ternura y la crueldad son algunas de las actitudes narrativas que destacan de esta novela, que se asoman y te atraviesan mientras lees como sólo las buenas historias saben hacerlo.
El silencio hereditario
«Haz memoria» es una novela habitada por personajes sumamente interesantes y sobre todo, presentados de una forma contundente. Entre ellos cuesta no fijarse en los que habitan a los extremos de la plantilla de criaturas.
Por un lado, la Rusa, una mujer despierta e insoslayable, matrona de una familia que es atravesada y rota por la guerra. No voy a contarles sobre ella porque hay que encontrarse con ella a través de la lectura. Lo mejor en ese sentido es que su personalidad se va filtrando en la novela a través de sus acciones, en las que puedes entender sus ideas, sus miedos, su rabia. Nieto consigue construir un personaje poderosísimo, absolutamente humano, lleno de baches y aplastado por una realidad en la que no tiene grandes oportunidades.
En contraposición a ella, encontramos a su hija menor, que será la luz en el desierto, y quien sabrá hacer de eslabón, de referencia, para que el pasado no se olvide. Un personaje vivaz y que encarama todas las cualidades de una mujer valiente y luchadora. Estos dos personajes son la viva prueba de la cualidad de Nieto para crear mundo, porque consigue recuperar a través de ellos la memoria de un tiempo sin luz.
El tercer gran personaje de esta novela es el silencio. El mismo que ha sido cómplice de las peores brutalidades cometidas por ismos y dictaduras a lo largo de la historia, persigue la trayectoria de los personajes, y los obliga a establecer una relación de pánico con la realidad, hasta el punto de dejarse aplastar por ella. Y esa mudez colabora con la desmemoria familiar a un punto desesperante.
A diferencia del olvido, que tiene lugar por un descuido por parte de quien lo experimenta, la desmemoria necesita de una intención contundente: enterrar lo que duele o hace ruido del pasado. Esto puede derivar en dos opciones. La amnesia absoluta y el distanciamiento con lo vivido o la creación de una nueva historia donde se escriban los hechos de forma favorable para quien rememora. Esto último es lo que viene haciendo la Historia desde tiempos antiquísimos respecto al legado y a la valentía de tantísimas mujeres. Esta novela intenta hablarnos de ellas y de todos esos personajes que han sido arrastrados por el silencio. De este modo, Nieto deja en evidencia lo que hay de memoria fatua en la construcción de la Historia.
La muerte y el desarraigo
Recomendé «Haz memoria» en un listado de novelas acerca del duelo. Y lo hice porque, si bien no es una narración que reflexione constantemente sobre la pérdida, sí creo que ésta es uno de sus motores principales de la trama. El duelo se aparece tanto desde la experiencia de la muerte real, como a través de la extrañeza que produce el desarraigo. Nos encontramos con un personaje que ha sufrido primero la muerte y desaparición de sus padres y después que es arrancada de su lugar de origen para comenzar una nueva vida en la ciudad. Este último duelo lleva consigo el desarrollo de una personalidad huidiza, temerosa del mundo, y que necesita cobijarse en el silencio. Volvemos a este peculiar protagonista: el silencio. Y quiero destacar la forma en la que pérdida, melancolía y paisaje se amalgaman y pautan las características del ambiente que recorre toda la novela.
Por otra parte, Nieto trabaja sobre las imágenes y experiencias en las que nos quedamos a vivir para siempre. Todos hemos experimentado situaciones en la infancia de las que no podemos desprendernos, hechos quizá que duraron poco tiempo pero que cambiaron para siempre nuestra forma de mirar el mundo. Así le ocurre a la protagonista y a través de su historia podemos reflexionar sobre esa curiosa forma en la que se construye nuestra identidad y sobre las líneas gruesas de experiencia en las que se apoya la psique para desarrollar mecanismos de reacción frente a las nuevas situaciones.
De todas formas –y sintiendo mucho tener que repetirme– creo que «Haz memoria» es fundamentalmente un libro que se basa en esa cualidad ficticia de la memoria. Esto nos podría llevar a poner en duda hechos rotundos narrados por la Historia, y nos permitiría realizar toda una reflexión en torno a la fidelidad de aquello que ha ocurrido antes de nosotros. La memoria, que se construye en una realidad pero que es elaborada con las emociones de quien vive, de quien cuenta, de quien recuerda, y que se alimenta también de sus ilusiones, de aquello que creyeron ver pero que no terminamos de entender si sucedió realmente. Sí, sin duda yo diría que trata acerca de esa construcción subjetiva de la historia individual y colectiva.
Podría hacerse una lectura subalterna en torno a la memoria histórica, y específicamente, a los asesinatos cometidos durante la Guerra Civil en España. De hecho, es posible que para muchos sea en ese sentido una novela social. A mí, sin embargo, no me ha dado esa sensación. Pienso que lo que tiene de memoria colectiva está más vinculado a la herencia familiar que a la realidad social de un tiempo específico; aunque, evidentemente, la actualidad que la rodea, sirve para contextualizar la vida de los personajes y para explicar sus miedos. Pero insisto, en que es ésta una novela de corte intimista, que ahonda en las emociones de sus personajes sin detenerse en datos históricos que pudieran entorpecer el hilo narrativo.
Vuelo de luz
Me he reservado lo mejor para el final. «Haz memoria» es una novela llena de esperanza y con un enfoque feminista que nos permite creer que en cada una reside la fuerza para desprenderse de la tradición. Asimismo, nos ofrece una reflexión sobre la importancia de los tentáculos de la memoria, donde lo vivido y soñado puede servirnos para reconstruirnos en los momentos difíciles.
También apuesta por lo vivido y escrito por las que estuvieron antes, apostando por una nueva visión de la realidad: que incluya a las criaturas silenciadas por la Historia. Hablaba de Laforet, Matute y Martín Gaite y sé que hay muchas otras referencias que sobrevuelan estas páginas, contemporáneas y anteriores, vecinas y extranjeras; se nota detrás de la voz narradora una gran cantidad de lecturas y de referentes iluminando un camino de escritura que apuesta por la recomposición de la propia identidad a través de la ficción.
Y no me quiero olvidar de un detalle fabuloso: ¡el diseño de portada de Raúl Lázaro! A veces no nos detenemos en mirarlas pero las cubiertas son elementales. En ocasiones son como un flechazo que nos permite disponernos positivamente a la lectura. Lázaro ha conseguido captar los elementos fundamentales de la novela y nos ofrece una imagen que está a medio camino entre la estética del arte griego y la naturaleza salvaje: la memoria que se abre camino más allá de la arqueología de los huesos y la sangre y que busca en los nuevos brotes un hueco por donde colarse y florecer, o volar. ¿Se podía resumir esta novela de forma más bella?
¡Hay que leer «Haz memoria» de Gema Nieto para evitar la desmemoria y recuperar la luz en medio de tanta oscuridad!
HAZ MEMORIA
Gema Nieto
Dos Bigotes
978-84-948871-3-0
188 páginas
18,95 €
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