La historia común de guaraníes, caribes y aruacos

Augusto Ocampos Caballero escribió un importante libro titulado PARAGUAY-CUBA – La historia común de guaraníes, caribes y aruacos.
La obra ha aparecido con el sello de la Editorial Ciencias Sociales; Instituto Cubano del Libro; Ministerio de Cultura, y ha sido presentada en Cuba por el prestigioso intelectual doctor Eusebio Leal, historiador de la ciudad de La Habana, en el local de la tradicional biblioteca «Rubén Martínez Villena», en el casco antiguo de la capital cubana.

Dijo Leal, entre otras cosas: «Es para mí un honor presentar este bello libro de alguien que ha empleado en muchas cosas buenas y generosas el tiempo de su vida y particularmente en Cuba, que tomó para sí este tema, tratando de hallar en la historia, en los documentos, en la toponimia cubana los elementos que vinculen a su patria, el Paraguay, con nuestro país».

«Gracias, Augusto, por tu trabajo; dejas una pieza hermosa para la lexicografía antillana y para nuestros estudiosos de la cultura americana. Demuestras en este libro cuánto hay que investigar todavía, cómo debemos bajar a la oscuridad del pozo para hallar allí, en lo profundo, la luz que buscamos. Al celebrar tu dedicación y pasión por el estudio, quisiera ponderar a la nación paraguaya que escribió páginas tan hermosas en la historia americana, que batalló como pocos por su libertad».

¿Qué hilos unen a Paraguay y Cuba? ¿Cuál es, realmente, la historia en común, que ambos pueblos tienen entre sí?
El historiador y diplomático de carrera hace una introducción larga e inspirada sobre la lengua guaraní.

El rigor en el estudio de una lengua, de por sí tan valiosa, se observa solamente a fines del siglo XVIII, cuando ya muchas habían dejado de existir. Afortunadamente, la lengua guaraní, permanece a través del tiempo, porque forma parte de la idiosincrasia del individuo paraguayo.

Coincide, como Bartolomeu Meliá, en que el guaraní es la expresión hablada más generalizada en el país.

Es el pasaje histórico relacionado con la presencia de los jesuitas en las reducciones indígenas, lo que remarca con especial interés el autor del libro; se sabe que los jesuitas, bajo el mando de su inspirador, Ignacio de Loyola, envían a religiosos para llevar la palabra cristiana a los aborígenes en su propia lengua. En efecto, la comunicación oral toma varios giros, además de profundizarse, con la llegada de los jesuitas a nuestro país.

Hubo en los tiempos precolombinos un predominio de la lengua guaraní.

El padre Joao P. Gay, en su Historia de la República Jesuítica del Paraguay, presenta evidencias del vínculo y enlace entre guaraníes y caribes. Es que, lengua andariega, el guaraní, con sus diversas modulaciones y vocablos, ha creado, posiblemente, nexos con las lenguas aruacas y caribeñas.

El investigador Anselmo Jóver Peralta ha hecho un inventario que llega a unos 5.000 vocablos. Ha reunido todos los nombres geográficos y las palabras que el autor supone originarias del guaraní y que se usan en Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá y El Salvador; Haití, Santo Domingo, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, etcétera.

Dice Augusto Ocampos Caballero que el análisis y comparación de los nombres geográficos y toponímicos de Cuba correspondiente al trabajo de Moisés S. Bertoni, Analogías Lingüísticas Caraibes – Guaraníes, resulta instructivo.

Este libro se abre para demostrar la existencia de un parentesco lingüístico valioso (por su pasado histórico y su presente testimonial) entre guaraníes, caribes y aruacos.

El sabio Moisés Bertoni decía que había y existen aún muchas palabras comunes entre los guaraníes y los caribeños, como nombres astronómicos, nombres de personas y, sobre todo, de los animales, las plantas y los geográficos, que muestran el origen común de esos pueblos, el que está confirmado por la fisonomía y por sus características físicas y morales.

Sergio Valdés Bernal escribe, en torno al texto de Augusto Ocampos Caballero, lo siguiente: «La obra concluye con consideraciones en las que el autor señala que su trabajo no pretende poner punto final a un tema tan amplio, complejo y apasionante como el desarrollado; se trata más bien de propuestas que abren nuevos horizontes a estos estudios comparados de carácter histórico, cultural y lingüístico».

Blog de Delfina Acosta



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