Historia hecha por mujeres paraguayas

Antes de entrar en el comentario de la obra que ahora me ocupa, quiero señalar que cada ser humano hace su propia historia dentro de su existencia, y esta tiene un alcance y un peso cuya medición queda dentro de los parámetros de su conciencia.

La muy notable escritora Ana Barreto nos trae en su libro Mujeres que hicieron historia en el Paraguay, una completa como cuidadosa “antología”, por así decirlo, de aquellas personas que dejaron sus pasos relevantes en el campo artístico, intelectual, político, social, educativo, etc., de nuestro país.

El texto cuenta con el apoyo de la Secretaría de la Mujer, el Ateneo Cultural Lidia Guanes y el sello editorial Servilibro. Pertenece a la valiosa Colección “La mujer paraguaya en el Bicentenario”.

Con una pluma tan ágil como eficaz, la autora de Elisa Alicia Lynch, Colección “Protagonistas de la Historia” (El Lector-2011), nos va colocando frente a las historias de vida de muchas heroínas que dieron todo de su integridad física y de su moral por sus afanes libertarios. Es muy duro, muy fuerte, lo que nos cuenta Ana Barreto sobre Gilberta Verdún (1916-1979). “Su esposo fue degollado en su presencia. Gilberta y su hijo fueron puestos bajo arresto, y ella padeció torturas. Esta primera detención duró 9 años”, se lee en el texto. Si su vida fue un calvario, su heroísmo y su fortaleza para sobreponerse, a como dé lugar, a los horrores dantescos de la persecución, las torturas y las largas detenciones en las cárceles son una carta firmada y sellada de su integridad, de sus firmes convicciones y de su dignidad.

En el segmento titulado “¿Dónde están las desaparecidas…”, la escritora recoge minuciosamente las historias harto dolorosas de muchas jóvenes mujeres, que habrían de sufrir torturas y vejámenes en los tiempos de la dictadura.

Esas mártires de un tiempo de horror y de escarnio lucharon por una causa, la mejor, la de la libertad, y tienen un sitio ganado con sangre y coraje en la memoria colectiva.

Una mención especial merecen las madrinas de guerra, que habrían de colaborar eficazmente para fortalecer el ánimo de los combatientes de la Guerra del Chaco, a través de un vínculo afectivo afianzado en las cartas, aquellas que paliaban la soledad y cumplían con la finalidad de tener al tanto a los “ahijados” sobre las noticias de sus respectivas familias.

A propósito, apunto un dato muy digno de mención y recordación: Las madrinas de guerra nacieron, como institución, el 3 de setiembre de 1932. En esa fecha fue creada la Asociación Femenina “Madrinas de Guerra para los Defensores del Chaco”.

Están presentes en el libro, importante por su estilo y los exhaustivos análisis e investigaciones sobre el derrotero de sus protagonistas, los documentos, las historias de “ellas”, las que usaron su talento, su doctrina, su coherencia y sus deseos de igualdad en una sociedad que marginaba a la mujer, para ir edificando un Paraguay donde se reconociera el derecho al sufragio femenino.

La lectura nos lleva hasta las señoras que hicieron de su conciencia un acto permanente en favor de los desposeídos, de los atrapados por la pobreza y por la enfermedad. He aquí dos preciosos botones: Eloísa Talavera de Taboada, quien trabajó a favor del Hospital de Clínicas en calidad de presidenta de la Comisión de Damas, y Carlota Ayala de Palmerola, quien donó una propiedad en Campo Grande para convertirla en Hogar de Niños.

Las educadoras Rosa Peña de González, Adela y Celsa Speratti, María Felicidad González, y las escritoras Doña Josefina Plá, Dora Gómez Bueno de Acuña, Concepción Leyes de Chaves, María Luisa Artecona de Thompson, Ana Iris Chaves de Ferreiro desfilan con luces genuinas por las páginas.

El texto se halla ilustrado con fotos de valor histórico y testimonial.

Mujeres que hicieron historia en el Paraguay es un libro que vale la pena leer.