Olga Bilbao Cuevas, un ser lumínico. Escribió hace un tiempo un libro llamado La de antes, que comenté y causó mucho impacto en varios sitios de Internet. Hablaba ella de su enfermedad, la bipolaridad, que le robó los mejores veintiocho años de su existencia, pues estuvo encerrada en un neuropsiquiátrico y sufrió en carne propia la indefensión y los maltratos. Ahora, recuperada, ofrece al lector un poemario que lleva el siguiente título: Imagen sobre imagen. Sus versos son vivenciales. Ella, renaciendo de las cenizas, encuentra la flor de la poesía para el amor, para la fe, para ese cariño por los niños que pareciera colmarse y que sin embargo sigue buscando más ternura.
Sus poemas son sencillos y llenos de sinceridad.
La autora sabe las palabras que debe usar, y ellas forman una suerte de nuevo saludo a la vida, a la esperanza, aunque también al hijo que no pudo ser.
En este poemario se siente de inmediato una voz que con firmeza reclama su lugar esencial dentro de la sociedad.
Olga Bilbao Cuevas va ordenando las luces de sus versos con disciplina. No quiere olvidarse de nadie. Y en sus líneas hay un aroma a vida. A reverdecimiento. A sueños. A formas que siempre retornan para dar cabida al ser humano que llevó dormido dentro de su interior por veintiocho años. Hay también recuerdos de la campiña. La delicadeza, la ternura con que va arropando a los niños mediante sus palabras hacen de este libro un texto afortunado.
Aquí el surrealismo y las oscuridades de un lenguaje torcido no tienen lugar. Sabia, ha sabido escribir con un lenguaje que llega con nitidez al lector. Total, la finalidad primera es la comprensión del mensaje.
Celebro esta obra de Olga Bilbao Cuevas.
El texto se encuentra en venta en las principales librerías de Asunción.
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