El lenguaje se encuentra estrechamente ligado a la cultura. La forma en la que hablamos, el tipo de inflexiones que hacemos, incluso la primera palabra que dijimos, nada ha sido escogido por azar. Nuestro uso de la lengua responde a una serie de relaciones jerárquicas y culturales que establecemos con nuestro entorno y que aprendemos a repetir y sostener a lo largo del tiempo. Sin embargo, no todo está dicho. Las palabras nada significan por sí solas y en nosotros está volcarlas hacia la voz-estímulo-sentido que nos producen independientemente de la herencia, es decir, liberarnos de las estructuras que nos acorralan. Sobre este interesante tema reflexiona María Ramos en su último libro «Metalingüística en vena».
El lenguaje como herencia
Proponerse componer un libro que hable con la misma intensidad sobre la herencia, el lenguaje y las emociones a simple vista puede resultar pretencioso, pero María Ramos consigue aunar estos tres elementos fundamentales de nuestra vida para aportarnos también nuevas miradas sobre las mismas cosas. Y se aferra a los aspectos de la herencia de los que huimos, intenta entender lo que hay de indisociable entre lenguaje y experiencia, y analiza las emociones, que sirven para gestionar y cohesionar ambos aspectos de la vida, también indivisibles.
«Metalingüística en vena» se abre con un divertido y detallado prólogo de la también poeta Remedios Álvarez Díaz (autora de «Si no fuera por la necesidad de…»), quien traza un camino desde las páginas hacia el interior de la poesía de Ramos. Como si leer fuera un juego, Reme nos anima a copiar, a borronear el mismo texto para dar vida a uno nuevo y comprender así la esencia del poemario.
Al leer este libro descubrimos a una poeta que intenta explicar los vasos comunicantes entre cultura y lenguaje y plasmar las razones por las que la lengua se traba o se deja llevar. Además, parece haber en él una búsqueda desesperada por ver qué hay de propio en lo que decimos, entendemos y creemos. Es evidente que la cultura nos conduce y lo hace usando, entre otras muchas herramientas, el lenguaje. Sin embargo; en nosotros está apoderarnos de él (apropiarnos sería mejor) y llevarlo a otro campo, uno en el que las cosas puedan resignificarse, y volver atrás en nuestra historia y explicarla con otras palabras. Con formas que hayamos escogido especialmente.
La palabra como camino de autoconocimiento
«Metalingüística en vena» permite también otra lectura: el reflejo del camino que recorremos en nuestro aprendizaje lector. Que comienza con unos ruidos guturales, sonidos pajarísticos, aullidos (presente en los poemas que forman «El génesis»); más tarde, aparece la palabra más o menos articulada (en «El verbo revelado») y, finalmente, ese camino desemboca en esa idea-emoción, que se proyecta en la realidad y convierte esos primeros sonidos y palabras en formas más o menos nítidas de lo que adentro habita (aditamentos emocionales), y que sirve para explicarnos o interpretar el mundo.
Desde mi humilde punto de vista ésta es la lectura más interesante que de él puede hacerse. En ella podemos percibir cómo el libro va cobrando forma. Comienza con poemas en los que se plasma la inocencia de los primeros recuerdos, para avanzar hacia formas más complejas que beben de la teoría filológica, que son atravesados por ella para ser más exacta. Y esa búsqueda deriva en una serie de situaciones y experiencias vitales narradas desde la intensidad de la madurez. En ese sentido creo que leer este libro puede servirnos para reconocer nuestro propio camino de aprender y desaprender la lengua, el habla, la escritura, la poesía.
Hay un poema que podría servir para resumir (si fuera esto posible en poesía, que no) el sentido de todo el libro. Se titula «Desenlace del silencio» y nos permite curiosear en los huecos por los que se asoma María para explicarse: a través del significado no revelado que esconden las palabras, con la ansiedad manifiesta de ver el mundo de una forma nueva. Y en ese andar, se percibe la herida-desilusión de pensar un mundo sin poesía, mudo, inútil. ¡Un poema intensísimo, qué duda cabe!
«Metalingüística en vena» es por momentos un libro intimista, lleno de imágenes propias a veces difíciles de extrapolar; no obstante, se nutre de la experiencia colectiva e intenta avanzar sobre lo que el lenguaje implica para todos. Intenta abrazarse a la libertad de dar nueva identidad a las cosas, a las palabras y al mundo.
Leer este libro puede servirnos para reconocernos en la poesía y entender el pasado desde las nuevas palabras. El lenguaje como espacio de revelación, de duda pero también de hogar. ¡No se lo pierdan!
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