Armando Almada Roche ha publicado una novela que lleva un título ligado a la realidad paraguaya: Paraguayo busca trabajo en Buenos Aires. El texto fue editado por la firma Arandurá. En las primeras páginas puede notarse sentidamente la presencia del padre, el primer herido de la Guerra del Chaco, según las palabras del autor, quien, consumido por la pobreza, va reiteradas veces, después de cobrar su miserable pensión de guerra al Centro de Excombatientes. Y no, no viene la paga por tanta entrega allá, en el infierno verde. El caso es que toda esperanza de conseguir «algo» se muere ante el insípido funcionario que le dice que otra vez será, otro día, otra semana…
Luego, la familia, acorralada por la miseria, decide hacer un viaje (mediante la venta de algunas cosas de valor) a la Argentina. Y es el viaje, con el padre preso de alucinaciones, uno de los pasajes de mayor fortaleza literaria de la obra, que tiene su escenario y sus detalles lingüísticos de mayor densidad en dicha etapa del libro.
La vida en Buenos Aires, en una de las tantas villas miserias, nos hace ver de paso nuestra realidad: esperar, aguardar, roído por la impaciencia y el hambre, la llegada de los camiones que traen desechos, camas destartaladas de hospitales, cualquier cosa que se considera ya inútil.
En el basural hay de todo, aun cadáveres, sobre los cuales se echan los perros famélicos.
Y la novela continúa.
Y la vida en Buenos Aires tiene sus urgencias.
Vivir en una villa miseria presenta un panorama vacío, casi espectral.
Por una de esas cosas que tiene el destino, el protagonista, o sea, Armando Almada Roche, consigue trabajo (después de una afanosa búsqueda de empleos en la sección clasificados del diario Clarín) en un instituto, el Instituto Malbrán, donde se hacen experimentos con los animales. El solo hecho de haber madrugado y llegado primero, le da la oportunidad de conseguir el empleo.
Y su empleo consiste en limpiar las cajas de acero inoxidable de las lauchas salvajes. Escribe Armando Almada Roche: «Ni bien uno abría ligeramente con la espátula de hojalata la caja, las ratas, o lauchas, o lo que fuere, salían volando metiéndose por los rincones de la pieza, entre los muebles, en el baño, en cualquier lugar. Y yo tenía que agarrarlas una por una, tirándome y arrastrándome por el piso, y, cuando las agarraba, me mordían y las saltaba puteando, y mirándome las manos. Menos mal que estaban inoculadas, porque si no quién sabe qué clase de peste podrían contagiarme».
Las circunstancias que debía sobrellevar en su lugar de trabajo eran delirantes, como puede leerse.
Y ese recorrido diario por los sitios donde estaban los monos, las víboras y otros monstruos del instituto nos muestran un lado entre grotesco, irracional y risible al mismo tiempo que la vida arrima al ser humano.
El tiempo de la fama de escritor y periodista le ha de llegar al protagonista con una entrevista hecha a Jorge Luis Borges. Dicho sea de paso, Borges daba entrevistas a la gente, pues le gustaba despacharse con su ingenio en torno a las preguntas. Y lo más suculento, de aquella suerte de estrella que cayó sobre el entrevistador, es que el autor de Fervor de Buenos Aires le confesó que era descendiente de Domingo Martínez de Irala, «un hombre que hizo mucho por el Paraguay». Pero ahí no paran, por supuesto, sus éxitos. Se convierte en un profesional de las entrevistas; conversa con los más famosos escritores de la época, para envidia y celos rabiosos de los operarios del Instituto Malbrán.
Hace una nota al mayor de los poetas del Paraguay: Hérib Campos Cervera. En un decirlo todo: consigue llegar a la meta.
Esta novela es una suerte de autobiografía de una persona que sabe arreglar el mundo a su manera.
La obra tiene muchas escenas de sexo, de delirio, de humanidad que se lleva o se sobrelleva, según las circunstancias. Es la muestra más acabada de que el hombre hace su destino. No hay términos medios. Todo es radical en Paraguayo busca trabajo en Buenos Aires. El lenguaje arrastra al lector. En otra palabras, es una joya.
BREVE RESEÑA DEL AUTOR: Armando Alma Roche nació en Formosa, Argentina, de padres paraguayos, y pasó casi la mayor parte de su vida en Asunción, Paraguay. Ejerció los más diversos oficios: cantante, bailarín, dibujante, actor, periodista. Colaboró en los medios gráficos más importantes de Buenos Aires: La prensa, La Nación, La Opinión, Tiempo Argentino, Clarín, Siete Días, Primera Plana. También fue una suerte de corresponsal literario de los diarios de Paraguay: Hoy, Última Hora, La Nación, Ñandé. En la actualidad, colabora con el Suplemento Cultural del diario ABC Color.
El autor agradece cualquier comentario:
Comentarios2
Es muy interesante, de como nos envolvemos a través de los libros en el conocimiento de otras culturas, y la vida cotidiana de ellos, y este libro plantea una de las tantas historias duras de la vida, donde indudablemente nos deja pensando. Me parese interesante el libro
Pues así es Graciela:
Hay algo que quiero decir: Argentina siempre ha sido generosa con los paraguayos, muchos de ellos albañiles, que acuciados por el hambre y la desesperación, encontraron una salida en Buenos Aires.
Un abrazo.
Te felicito por lo que escribes, ya que estas bien involucrada en el tema felicidades.
Por su manejo de las costumbres y las proezas ante la pobreza, por involucrar al lector en su cotidiana vida, el libro promete ser leído con interés, y para beneplácito del autor.
Es así como llegamos a otras culturas y nos empapamos de su historia
Gracias Verónica y felicitaciones por el importante tema
Saludos
Lena
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