Contaba Sara Gallardo que cierta vez cuando era niña su padre le expresó lo sorprendido que se hallaba porque una autora cuyo nombre no viene al caso acababa de publicar un libro que era una maravilla, «parece escrito por un hombre», le dijo. Este recuerdo marcó considerablemente la vida y la escritura de Sara, y su forma de relacionarse con el mundo. La que para muchos fue una escritora varonil cuyo estilo fornido era muy diferente al de las autoras de la época, consiguió desarrollar su talento gracias a ese recuerdo y a su empeño por diferenciarse de los otros autores, independientemente de su género y su sexualidad. Dando rienda suelta a su capacidad creativa y rebelde.
La literatura se las ha ingeniado, debería decir se las ingenia, para separar a los artistas. Por aquí los poetas, por aquí los novelistas tipo Duras, por aquí los Carver. De este lado las autoras impulsivas y vitales como Anïs Nïn; de este otro las que supieron emular el estilo gráfico-literario de sus contemporáneos masculinos. En esta arista los autores reflexivos y tristes, hijos de la única literatura que es imprescindible; del lado opuesto, los simpáticos y que viven la escritura como un oficio mecánico que no exige un compromiso intelectual. Y así podría seguir un buen rato…
Fronteras, líneas, marcas que separan y que nos llevan a posicionarnos en una determinada baldosa antes de comenzar una lectura. Escribir se vuelve difícil ante esta rayuela literaria. Pese a ello, cada tanto surgen lecturas que te devuelven un poco la esperanza, que te redirigen y recuerdan por qué escogiste éste y no otro universo (si es que pudimos elegir en algún momento de la vida). «Pelos» de Microlocas (Páginas de Espuma) es uno de esos libros; un cuentario homogéneo, divertido y también reflexivo.
Las Microlocas peludas
Eva Díaz Riobello, Isabel González, Teresa Serván, Isabel Wagemann y Virginia Pedrero son las Microlocas. Cuatro escritoras con un claro talento para el relato breve, y una ilustradora capaz de explicar con escasas pinceladas el espíritu de esas narraciones. Esa es la primera impresión que ofrece esta lectura: un encuentro colorido de palabras e imágenes que no se pierden en caminos sinuosos, que saben perfectamente hacia dónde van y persiguen ese objetivo. Ciertamente, la construcción de narrativas tan claras sólo es posible que surja en familias de circenses, en personas con pasados enrevesados que las ha llevado a desarrollar una búsqueda identitaria compleja y árida.
«Pelos» se divide en once partes, cada una de ellas vinculada a una experiencia íntima y a la vez política (¿acaso no es parte de esa necesidad de segregar-fronterizar las cosas que dividimos lo privado de lo político? ¿Existe alguna experiencia social que pueda escapar de lo político?). Como si se tratara de un camino de búsqueda personal y literaria, el libro parte de la identidad, un pelo-vértebra desde el que se van deshilachando las experiencias vitales: el deseo, el desamor, la violencia, la enfermedad, la muerte, el poder. Es por tanto este un libro a modo de camino a lo largo de la historia personal y colectiva y una mirada a la forma en la que hemos construido la literatura.
Un libro compacto y directo: segunda cualidad que le he encontrado y que no quiero dejarme fuera. La escritura de las Microlocas se caracteriza por no andarse con medias tintas; van a lo que van y escriben con todas las palabras. En ese sentido se perciben en él ciertas ráfagas de valentía y de empeño por elaborar una escritura ingeniosa e impactante.
Y, si bien la mayoría de las lecturas son livianas y entretenidas, hay también espacio para la ternura y la muerte. Y es que en un libro que abarca las nociones más importantes para la literatura, también hay que contemplar estos aspectos turbios de la existencia. Las Microlocas nos ofrecen microrrelatos intensos y abrasivos que nos invitan al propio camino interior. Este detalle es importante; todos podemos contar lo que nos ocurre pero lograr que lo que nos ocurre se enlace con las experiencias de los lectores es lo complicado y pienso que estas autoras tienen esa capacidad y hacen un buen uso de ella.
Sin pelos en la lengua
«Pelos» ofrece tambien una mirada sobre ciertos asuntos peliagudos, como la difícil tarea de ser «alguien» en esta sociedad patriarcal habiendo nacido mujer. Y en ese sentido pienso que es una obra combativa, con algunos relatos que nos permiten reconocernos en una mirada crítica respecto al mundo.
Ligado a esto, sin embargo, encuentro una pequeña debilidad: una mirada exclusivamente heterosexual. Esto me lleva a preguntarme por qué a las mujeres les resulta tan difícil mirar el mundo desde una óptica absolutamente revolucionaria y desprejuiciada. Y aunque no sea este libro la excepción en ese sentido me ha dejado con ganas de más vuelo. Sea como sea, es una percepción estrictamente personal y que en nada modifica la valía del libro.
En definitiva, «Pelos» no es un libro del montón. Hay en él inteligencia, complicidad, fuego y ternura; elementos imprescindibles para la vida y, por ende, para la literatura. Hay en él un trabajo de composición exquisito y un riguroso cuidado de las formas; resulta impactante que cuatro mentes diferentes hayan sabido alinearse-sincronizarse de una forma tan medida para regalarnos un libro homogéneo y redondo. No diré que lo extraño es que sean mujeres, ni que me ha sorprendido por eso, porque espero tanto de nosotras como de ellos (y a esta altura sé que inteligencia y talento no entienden de sexos). De hecho, si nos enseñaran de pequeños a entrar a los libros como a los lugares nuevos, no harían falta tantas explicaciones. No obstante, todavía queda mucho que hacer al respecto ya que todas estamos marcadas por experiencias como las de Sara Gallardo que nos llevan a dudar de nosotras mismas, en este mundo de hombres. Espero, sin embargo, que estas cinco Microlocas alberguen menos dudas después de este precioso libro.
¡Lean «Pelos» y descubran una exquisita selección de microrrelatos peludos y tejidos con mimo y exigencia!
PELOS.
Relatos: Isabel Wagemann, Teresa Serván, Isabel González y Eva D. Riobello
Ilustraciones: Virginia Pedrero
Editorial: Páginas de Espuma
ISBN: 978-84-8393-203-2
Precio: 17 €
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