Presentación de José María Valverde

José María Valverde nació en 1926 en Valencia de Alcántara, provincia de Cáceres, y murió en 1996. Valverde era un poeta comprometido con el mundo, y ese compromiso se expresa en la frase Nulla aesthetica sine ethica. Ergo apaga y vámonos, cuando se exilió voluntariamente, renunciando a su cátedra de Estética de la Universidad de Barcelona, por solidaridad con Aranguren o Tierno Galván entre otros. Destaca su labor como traductor, ensayista, historiador de las ideas y crítico literario.

José María Valverde conocía la experiencia mística de encontrar a Dios en las pequeñas cosas de la vida, creía en la existencia del bien y de la bondad, mostradas en la belleza de las rosas, el vuelo de los pájaros o el azul de un pedazo de cielo. La poesía de Valverde me remite a un sueño, a un sueño maravilloso, de un lago prístino, una ciudad de cristal y un cielo, que eran una pequeña muestra del mundo espiritual.

Ese Dios callado, que normalmente sólo podemos encontrar en el silencio, se nos muestra en sueños, en momentos de intimidad, y es la fe la que nos permite comunicarnos con Él, y ver su presencia llena de amor, de creación y de belleza.

El Dios de Valverde no está con la curia, en Roma; no está de la mano de los poderosos que utilizan una doctrina para oprimir a los pueblos, no está de la mano de los intolerantes que justifican sus crímenes en el nombre de Dios. El Dios de Valverde es el Dios de Jesús de Nazareth: es el Amor con mayúsculas, que vive junto a cada ser humano para intentar hacer de él un prodigio de humanidad, tendiéndole sus manos divinas para encaminarlo en el seno de sus dones. Es el Dios creador, el símbolo del bien.

Valverde intenta luchar contra la imagen deteriorada por el uso de su nombre en vano durante tantos siglos, nos acerca a la imagen benéfica y poderosa de un nombre que para los no creyentes tiene tantas connotaciones negativas, devolviéndole su espiritualidad, su arquetipo de luz y de verdad, que me recuerda aquella frase maravillosa de las Bienaventuranzas: “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”.

Yo creo que José María Valverde era uno de ellos.

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