Ana María Matute: la escritura desde la vulnerabilidad

¿Cómo escribe una niña que ha dejado la infancia? Ana María Matute, del bosque a la espada, atravesando el fondo del miedo.

Ana María Matute: la escritura desde la vulnerabilidad

 

¿Por qué la memoria es uno de los temas más fascinantes y reincidentes en la literatura, de qué manera lo vivido funciona como condicionante de nuestra percepción del mundo y qué lugar ocupan la fantasía, la magia y la ficción en ese proceso de interpretación? Éstas son algunas de las preguntas que intentó responder Ana María Matute a través de su obra. Segunda entrega de este ciclo de «Rutas contestatarias». Puedes leer aquí la primera entrega: Federico García Lorca.
 
 

Los veranos en Mansilla de la Sierra

Ana María Matute es seguramente una de las novelistas más interesantes de la literatura española. Nació en Barcelona el 26 de julio de 1925 y perteneció a la denominada Generación de los Niños de la Guerra, conformada por aquellos que vieron la crueldad y la pobreza que provoca la guerra y que escribieron con una mano en la infancia la desolación de esos primeros años, y otra en el futuro, para que ciertas cosas no vuelvan a tener lugar. En la obra de Ana María Matute la guerra ocupa un lugar clave, atraviesa la mayoría de sus historias y cuando no es una de las protagonistas, se aparece de forma aledaña, con esa atmósfera.

Quizá lo que más me fascina de su trabajo es su forma de avanzar sobre el dolor y las pérdidas. El pasado es un gran telar sobre el que se van proyectando ideas, imágenes que influyen en la visión del presente. Con un trabajo que está a mitad de camino entre la ternura y la madurez Matute ha sabido construir historias intensas e inolvidables. En muchas ocasiones, la autora expresó que su pasión por la escritura surgió en sus veranos transcurridos en Mansilla de la Sierra, un pueblo que, como podría haber sucedido en cualquiera de sus historias, fue arrasado por el paso del tiempo y el granito de arena violento que los humanos solemos poner en la tierra que pisamos. La construcción de un embalse artificial provocó que en los años cincuenta Mansilla de la Sierra sufriera una inundación devastadora que arrasó con toda su historia.

Como si fuese un designio, una enfermedad mantuvo a la niña en cama durante un largo tiempo, y la literatura vino a salvarla. En aquel largo período Ana María Matute se convirtió en una lectora voraz y comenzó a gestar el deseo de convertirse en escritora. A los 17 años escribió su priomera novela, Pequeño teatro, que vería la luz unos años más tarde, cuando la autora conquistara el Premio Planeta, que entonces significaba mucho. Sería el inicio de una carrera sin igual: la gran escritora de los niños y los duendes acababa de aterrizar en el mundo.

Ana María Matute

La escritora que supo crear personajes inolvidables

Una obra desde la observación y la ternura

Pese a su intensa vocación y al disfrute que significaba para ella la escritura, la depresión fue una sombra siempre latiendo para trastocar su vida en zigzagueante equilibrio. La enfermedad infantil que la tuvo en cama fue el primer período de aislamiento que experimentó y que sin duda influyó en su sensibilidad y su manera de percibir la realidad. La melancolía llegó entonces y se instaló en su interior: dotándola de la intuición más destacable de la literatura española para crear personajes inolvidables y, al mismo tiempo, manteniendo a raya la alegría y el entusiasmo.

La guerra civil que devastó España entre 1936 y 1939 tuvo un impacto profundo en Matute, que era adolescente durante ese tiempo. La brutalidad y el sufrimiento que presenció y experimentó dejaron cicatrices emocionales que marcaron su vida para siempre. Como les ocurrió a otros escritores de su generación, la guerra se convirtió en un tema importante en todas sus historias. Algunas de las obras en las que más se nota el impacto de la violencia y de este tiempo brutal en su escritura son la trilogía Los Mercaderes (Primera memoria, Los soldados lloran de noche y La trampa), Olvidado rey Gudú y Luciérnagas.

El mundo literario no siempre trató a la Matute de la forma más cálida posible. El auge que experimentó durante sus primeros años se fue apagando y prácticamente se convirtió en una escritora olvidada. Afortunadamente, en sus últimos años hubo un intento de devolverle la atención que le pertenecía. En 2010 fue condecorada con el Premio Cervantes y también un reconocimiento a su vasta obra con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Su vida personal también estuvo marcada por el dolor y las dificultades. En 1952, se casó con el escritor Ramón Eugenio de Goicoechea con quien tuvo un hijo, Juan Pablo. No fue feliz en su matrimonio y decidió divorciarse. Tras el divorcio, la custodia de Juan Pablo fue otorgada por el juez al padre, lo que supuso un golpe muy duro para Ana María Matute. La pérdida de la custodia contribuyó significativamente a su estado de depresión durante ese período, que sería un tiempo gris que duraría más de una década. Fue una época muy difícil en el el divorcio y la pérdida de la custodia de su hijo, así como la desilusión respecto al mundo literario fueron elementos que intensificaron su malestar. La escritura, que siempre había sido una fuente de salvación ya no le otorgaba la paz y el deseo de vivir.

Ana María Matute

Una vida dedicada a la palabra y a los olvidados

La pérdida del paraíso

poem

Estas palabras pertenecen a Gudú, el último personaje que aparece en la gran genealogía familiar de Ana María Matute, Olvidado rey Gudú. El hijo del rey Volodioso y la reina Ardid es, sin lugar a dudas, uno de los personajes más fascinantes de toda la novela y nos revela algunas de las intenciones que la autora ha puesto en muchos de sus personajes: el deseo de conquistar otros mundos frente al miedo de que la realidad se rompa para siempre. Pese a una vida desgarradora y marcada por el dolor, el gran talento de Ana María Matute fue pulir la piedra para hacerla brillar. Y quizás toda la experiencia compleja de su propia vida haya cobrado forma en la que para muchos es su obra máxima: Olvidado rey Gudú. A principios de la década del noventa, Ana María Matute retomó la escritura de la gran obra de su vida, esta genealogía familiar medieval; la había comenzado en los años cincuenta y fue una de sus últimas obras. Olvidado rey Gudú se convertiría no sólo en su gran novela sino en una obra importantísima para la literatura española.

Una experiencia que la marcaría profundamente sería su regreso a Mansilla de la Sierra varias décadas más tarde de aquellos veranos inolvidables de la infancia. Con la ilusión renovada Ana María regresó a ese lugar donde había sido una niña feliz y fue sacudida por una experiencia brutal. Los rincones coloridos de su infancia eran ahora un montón de piedra enlodada, olvidada. Nada quedaba de su paraíso primigenio. Tan fuerte fue la sacudida que poco después escribiría El río. En él, Ana María Matute nos mete en la piel de un personaje que regresa al territorio de su infancia que, como el suyo, ha sido anegado por una presa, y revive instantes felices transcurridos en ese lugar. Un homenaje a ese suelo tan querido y ya perdido para siempre.

Si nos detenemos un momento en esta idea: el suelo devastado, la casa vacía y arrasada por el tiempo, podemos encontrar una metáfora perfecta de la pérdida de la infancia y el avanzar rotundo y fulminante de la vida, algo que está muy presente en toda la obra de esta autora. Nuestra relación con el territorio de la infancia tiene mucho de eso, aunque no podamos visualizar como ella lamentablemente sí pudo ese desgarrador suceder del tiempo. Materialmente, quiero decir.

Las novelas Los Abel, Los hijos muertos y Aranmanoth y sus maravillosos cuentos reunidos en obras como Los niños tontos, El árbol de oro y otros relatos y La puerta de la luna son la prueba fehaciente del talento imposible de Ana María Matute y una invitación incomparable para pensar en las palabras como una casa. Una escritora que supo afrontar su vulnerabilidad y escribir desde ahí para contarnos esas historias que son una luz potente contra el miedo.

Olvidado rey Gudú

La novela medieval más fascinante de la Literatura española



Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.