Escribir es una actividad que a muchos nos hace libres porque nos permite expresar nuestras ideas y emociones de una forma sincera, de la manera en la que consideremos deben decirse esas cosas.
Sin embargo, cada vez que encaramos la escritura nos paramos en un umbral: no describimos del mismo modo una puerta en una narración que en una poesía, y tampoco usamos esas formas si queremos hablar de una puerta determinada en un ensayo. Cada tipo de texto exige una serie de condiciones.
He pensado en escribir un par de artículos en los que abordaré la escritura del ensayo. Comenzaré hoy hablando sobre las características fundamentales de estos textos y en un próximo artículo reuniré una serie de consejos aplicables a su escritura.
Investigación exhaustiva
Según lo define el Diccionario de la Real Academia española dentro de la categoría de ensayo entran todos aquellos textos escritos en prosa en los cuales el o los autores expresan y desarrollan ideas en torno a un tema determinado imprimiendo su carácter o estilo personal. El punto de vista es uno de los auténticos sellos del texto ensayístico.
Cuando deseamos escribir un ensayo tenemos que saber que antes de sentarnos a escribir tenemos que leer, no mucho, muchísimo en torno al tema que deseamos desarrollar. Este tipo de textos se acercan a todos los demás géneros en cuanto a que escribir siempre es aprender leyendo para desaprender escribiendo. Quizás esa debería ser la premisa que todos tuviéramos como fundamental.
La estructura no es algo a seguir a raja tabla pero a la hora de expresar nuestras ideas, sea que nos dejemos llevar por nuestro instinto o que pongamos en práctica las normas estructurales que caracterizan a cada género, es importante que tengamos una organización. Si sabemos lo que queremos decir y conocemos el orden en que lo presentaremos, podremos tener un mayor control sobre el texto y, por ende, obtener buenos resultados.
En líneas generales un ensayo consta de tres partes: la introducción (donde se plasma la idea a desarrollar), el cuerpo (que es el desarrollo en sí mismo y que, a la vez, puede estar dividido en varias partes) y la conclusión (que viene a ser el resultado al que llegamos después de la investigación, donde se resuelven las preguntas planteadas en la introducción).
Esto no significa que todos los ensayos deban tener estas partes bien definidas; pero en este artículo desarrollaré esta estructura estereotipada para sentar la base en torno a la cual crece este tipo de escritos.
Introducción
La introducción en un ensayo es como el punto de partida en el cuento: si no se escribe con la suficiente fuerza y claridad puede echarnos a perder todo el trabajo. Es importante que expresemos con el mínimo de palabras posibles una idea sensata y una inquietud.
Dependiendo del público al que vaya dirigido nuestro texto escogeremos un tipo de lenguaje u otro; también, dependiendo de lo que estemos esperando del lector.
Es importante también que al redactar esta primera parte estemos inmersos en el tema que deseamos desarrollar para poder plasmar con claridad las inquietudes respecto a él y plantear la tesis que vamos a defender; no obstante, debemos ser concisos puesto que ya habrá tiempo para extendernos en el desarrollo del trabajo.
Cuerpo
En el cuerpo se presentan las razones por las cuales se hizo necesaria la investigación y se despliega la información en torno a las preguntas planteadas en la introducción.
En esta parte intentaremos continuar con la claridad de la introducción aportando razones al lector para continuar leyendo y, sobre todo, citaremos los textos que nos han servido para recoger la información que presentamos. Buscaremos también encontrar un estilo atrapante. Éste, creo, es uno de los objetivos que menos se plantean los ensayistas y que, a veces, apocopa un poco el trabajo. Es importante que el texto sea apasionante, aunque estemos hablando de temas que a simple vista pueden no despertar el fervor en el lector. Desafiante ¿verdad?
Si estamos pensando en escribir un ensayo sobre la situación de la mujer en España, por ejemplo, podemos crear una introducción que se abra en tres subtemas a desarrollar en el cuerpo; que pueden ser la relación de la mujer con el estudio, el trabajo y las posibilidades en su entorno. A lo largo del cuerpo, habiéndonos atiborrado de información previamente, iremos planteando el tema desde las diversas perspectivas y aportaremos nuestra opinión al respecto; fundamentando cada una de nuestras teorías de forma clara y elocuente.
Conclusión
La conclusión es la parte del ensayo en la que se reitera la tesis y se explora en torno a algunas posibles consecuencias o repercusiones de esa actividad de investigación. Es el remate de todo buen texto el que nos obliga a releerlo o a archivarlo en un cajón, por lo que creo imprescindible, no dormirnos en los laureles a la hora de desarrollar el final de nuestro ensayo.
Volviendo a nuestro ejemplo, podría servir de conclusión una exploración en torno a la forma en la que las ideas planteadas en la tesis en torno al lugar de la mujer en las instituciones de España puede afectar a este grupo social, o a cómo sería posible cambiar aquéllo que no está del todo claro o que no es lo suficientemente justo.
Debemos tener bien claro que cuando escribimos un ensayo deseamos convencer al lector de que nuestras ideas son fiables y que tenemos razones más que justificadas para pensar lo que pensamos y creer en todo aquello que afirmamos en el texto, para ello es fundamental que realicemos una entusiasta y exhaustiva tarea de investigación.
Para terminar me gustaría hacer una pequeña analogía musical. En la música, un trino se realiza en dos partes: preparación y ejecución. En la primera, el cantante va viajando de una a otra nota que forma parte del trino lentamente, dejando que cada una de ellas se entienda con claridad. En la ejecución el tiempo se acelera y en la habilidad del cantante está el conseguir que se entienda cada nota por separado pero que parezcan una sola. Pues bien, aunque un buen ensayo lleva mucho más tiempo de preparación que de ejecución, en la ejecución debe darse una clara evidencia del profundo trabajo de investigación que permitió este desarrollo.
Comentarios3
Queda lejos plantearme algún tipo de ensayo, pero tomo buena nota ;).
Un abrazo, Tes.
Los ensayistas españoles que más he leído son:
José Antonio Marina y, el profesor Enrique Rojas, me entusiasma su claridad a la hora de escribir, para mí, son unos "pesos pesados"de la comunicación.
Mil gracias, Tes tan querida, muy importante tu aportación sobre el ensayo. Esperamos con ansia tu ilustración sobre los otros géneros: poesía, crónica, cuento, novela y demás.
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